Jingle balls, jingle balls, I do not remember my falls, jingle balls, jingle balls
Me manda un mail Leopoldo, mi hijo, parece que soy ciudadano europeo, nunca quise serlo pero si no lo hacía mis hijos no tenían derecho a ello.
Amo a mi patria sin creer que es más o menos que ninguna como ninguna lo es más o menos, eso solo es ideario.
Ayer me preguntó alguien si estaba bien, ¿por qué? Pregunté, parece que estoy respirando mal, yo me siento bien pero me doy cuenta que hay cambios en mi organismo, se acaba el rollo.
Me voy a poner a generar dinero, en este momento pienso en una isla en la polinesia que elegí para vivir, Nueva Caledonia, francesa aún, con un museo de arte hecho por Renzo Piana que es maravilloso.
Soy hombre salvaje de tierras salvajes, quisiera ir a Europa, Barcelona por tierras de Gaudí y Miró y que a los catalanes los adoro, Roma por arte y locura, Serbia por dura y antigua donde hay gente hermosa, Inglaterra ha por bibliotecas, me quedaría unos meses en sus bibliotecas, Alemania por museos y contactos, Grecia por rústica, alegre, profunda y amiga, y por una amiga también.
Pero no viviría en Europa, no hay un milímetro cuadrado que no haya sido trabajado por el hombre y eso me causa angustia.
En América toda nos gobierna lo salvaje, selvas, desiertos, salares, Puna, ríos como mares, ríos con nacientes sanas como debieran nacer todos los ríos, sin llorar su muerte, como algunos.
Eso hace que seamos gente muy vivaces, proclives a darnos, no siento así a Europa aunque tengo amigos hermosos que me parecen extraordinarios, no están apagados, abroquelados de hastío o desconfianza.
Europa es una vieja guerrera que cuando se cansa arde la tierra quemándola a pólvora, caminar por la campiña francesa o alemana me lo recordaría de inmediato y no hay lugar de Europa que se salve de esto, Europa vive cada día sobre sus cadáveres prematuros, sus niños destrozados por los bombardeos en España, Francia; Italia, Alemania, Inglaterra, Turquía, Serbia, el último y reciente lugar donde los europeos aparte de descartarse de uranio, jugaron al tiro al blanco, de ninguna manera siento que eso sea un reflejo de una educación superior y lo digo con respeto.
Pero no puedo respetar eso, si voy es ha por conocimientos, en su más específico y a la vez más amplio sentido.
Tengo que sacar pasaportes ahora, detesto los papeles y hacerlos más, detesto la absurda burocracia que a todos nos complica la vida.
Quiero estar listo, mis últimos años no los voy a pasar aquí, no quiero.
A veces pienso que voy a tomar unas pocas cosas y viajar en secreto, que no habrá más Ricardo Marcenaro escultor, artista que algunos conocen, ya está, estoy registrado, ya lo hice, solo me faltan los museos, lo que vendrá, inevitablemente no sé en donde, aquí aún duermen.
No habrá más blog, ni rastro alguno, seré simplemente Richard, como me dicen los que me quieren.
¿Porqué hay tanta gente que me quiere?
Hasta los que me odian me quieren sin saberlo.
Que me quieran me pone muy nervioso, no me gusta, aunque a cualquiera le gusta, no quiero esa atención sobre mi persona.