Reconocimiento - ricardo marcenaro bitácora

Dos florcillas en el jardín de la calle de mi casa.

“Fuera del muro, y si el muro no existiera, podría contarte mil historias, paso tanto tiempo desde la ultima vez que te vi, que verte despierta en mi sentimientos llenos de pureza y placer. Sos un icono muy importante en mi vida y aunque no lo sepas, representas muchas cosas para mí. Casi todas ellas, me emocionan, porque te veo como a una laguna en donde me reflejo y en donde quisiera fundirme sin rodeos. Pero estoy afuera del agua en donde navegan las ideas que cambian al mundo. Ric, me cuesta tanto, que no se si entendés lo que intento explicarte. Te admiro profundamente, y en este momento mirarte en esta foto me cruje el alma.
Te veo así, tan libre, tan hermosamente salvaje y puro, que se me caen las lágrimas. Quizás porque todo lo que anhelo es parecerme un poco a ti, y lucho en continuación, pero por algún estúpido temor no logro explorarme.
Es algo muy bonito lo que me pasa con vos. Te quiero realmente, de un modo único y exclusivo.
Esto no es una declaración de amor, esto no es quemarte la cabeza, esto es simplemente lo que es. No tiene nombre, es muy grande, y me cubre entera...solo quería decirte lo que nunca antes te había dicho
xxx”

Este mail recibido hace varios meses me hizo llorar mucho.

Reconocimiento curativo luego de diez años que me acarició en lo más profundo, abrazándomelo, llenándome, no lo esperaba.

He tenido muchas situaciones en mi vida en las que debí ser duro para dar una gran mano a alguien, no es tarea agradable, se los aseguro.

No soy de los que prefieren dar vuelta la cara y no hablar más nunca y que el otro no importe, en las peores aún, el otro me importa.

No soy indiferente a la gente, todo lo contrario, sé como aprendí cosas muy útiles y lo he transmitido en seña a muchos, vivo dentro de muchos, algunos han sabido recompensarme aquello por lo que no he buscado recompensa alguna que ver crecer al otro, más dotado de claves que le sirvan para siempre.

Es una forma de honrar lo recibido por otros para que uno se forme.

Puedo esperar toda mi existencia un reconocimiento, pero no los espero, por eso me sorprenden y me conmueven profundamente.

55 años y sigo llorando como un niño, a otro le daría vergüenza, a mi no, todo lo contrario.

Abrí todo mi corazón a eso. No me arrepiento.

Hay que hacerse cargo de las elecciones.

Espero que las necesidades que en el antecedido se revelan, puedan evolucionar con bien, que en el bien se maneje, que sepa curar y curarse.

De corazón y con humano amor lo espero, fuera de todo interés personal, que despierte y se invite a su persona.

Ricardo.