Y no me la sigas porque te pido un taxi y esto se vuelve un inmolarte niña que te muerdes por dentro…
Te muerdes por dentro de venir y alucinarme con tu cuerpo encendido como fogata en el bosque mineral de mi pecho…
Como laurel que la brisa bate para bendecir el atardecer que traen tus ojos desde la ciudad donde delicados senos rubios y párpados veinteañeros ruborizan la voluntad de los débiles, te los besaré, dulce.
Hasta que te arda tanto, hasta que te arda menos.
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