No comparto el amor por la mugre.
Hablo no de la física, a la que estamos condenados.
Hablo de la mugre mental, la del estilete, la incapacidad del dedo que señala acusando, proveyéndose.
No suporto esa acumulación del mérito depresivo.
Voy para delante mi vida.
Otra cosa sintonizo.
Claro, fuera de mi ombligo.
Esa mala costumbre que tengo.
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