Conejo
Y cualquiera que escandalizare a uno de estos
pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le
colgase al cuello una piedra de molino de asno, y
se le anegase en el profundo de la mar.
MATEO, XVIII: 6
No va a venir. Son mentiras lo de la enfermedad y que va a tardar unos meses; eso me lo dijo tía, pero yo sé que no va a venir. A vos te lo puedo decir porque vos entendés las cosas. Siempre entendiste las cosas. Al principio me parecía que eras como un tren o como los patines, un juguete, digo, y a lo mejor ni siquiera tan bueno como los patines, que un conejo de trapo al final es parecido a las muñecas, que son para las chicas. Pero vos no. Vos sos el mejor conejo del mundo, y mucho mejor que los patines. Y las muñecas tienen esos cachetes colorados, redondos. Caras de bobas, eso es lo que tienen.
A mí no me importa si no está. Qué me importa a mí. Y no me vine a este rincón porque estoy triste, me vine porque ellos andan atrás de uno, querés esto y qué querés nene y puro acariciar, como cuando te enfermas y andan tocándote la frente, que parece que los tíos y los demás están para cuando uno se enferma y entonces todo el mundo te quiere. Por eso me vine, y por el estúpido del Julio, el anteojudo ese, que porque tiene once años y usa anteojos se cree muy vivo, y es un pavo que no ve de acá a la puerta y encima siempre anda pegando. Se ríe porque juego con vos, mírenlo, dice, miren al nenito jugando al arrorró. Qué sabe él. Los grandes también pegan. Las madres, sobre todo. Claro que a todos los chicos les pegan y eso no quiere decir nada, pero igual, por qué tienen que andar pegando siempre. Vos, por ahí, vas lo más tranquilo y les decís mira lo que hice, creyendo que está bien, y paf, un cachetazo. Ni te explican ni nada. Y otras veces puro mimo, como ahora, o como cuando te hacen un regalo porque les conviene, aunque no sea Reyes o el cumpleaños.
Yo me acuerdo cuando ella te trajo. Al principio eras casi tan alto como yo, y eras blanco, más blanco que ahora porque ahora estás sucio, pero igual sos el mejor conejo de todos, porque entendés las cosas. Y cómo te trajo también me acuerdo, toma, me dijo, lo compré en Olavarría. El primo Juan Carlos que vive en Olavarría a mí nunca me gustó mucho: los bigotes esos que tiene, y además no es un primo como el Julio, por ejemplo, que apenas es más grande que yo. Es de esos primos de los padres de uno, que uno nunca sabe si son tíos o qué. Era una caja grande, y yo pensaba que sería un regalo extraordinario, algo con motor, como el avión del rusito o una cosa así. Pero era liviano y cuando lo desaté estabas vos adentro, entre los papeles. A mí no me gustaba un conejo. Y ella me dijo por qué me quedaba así, como el bobo que era, y yo le dije esto no me gusta para nada a mí, mira la cabeza que tiene. Entonces dijo desagradecido igual que tu padre. Después, cuando papá vino del trabajo, todavía seguía enojada y eso que había estado un mes en Olavarría, lejos de papá, y que papá siempre me dice escribile a tu madre que la extrañamos mucho y que venga pronto, pero es él el que más la extraña, me parece. Y esa noche se pelearon. Siempre se pelean, bueno: papá no, él no dice nada y se viene conmigo a la puerta o a la placita Martín Fierro que papá me dijo que era un gaucho. A papá tampoco le gustó nunca el primo Juan Carlos. Y yo no te llevo a la placita, pero porque tengo miedo que los chicos se rían. Ellos qué saben cómo sos vos. No tienen la culpa, claro, hay que conocerte. Yo, al principio, también me creía que eras un juguete como los caballos de madera, o los perros, que no son los mejores juguetes. Pero después no, después me di cuenta que eras como Pinocho, el que contó mamá. Ella contaba cuentos, a la mañana sobre todo, que es cuando nunca está enojada. Y al final vos y yo terminamos amigos, mejor que con los amigos de verdad, los chicos del barrio digo, que si uno no sabe jugar a la pelota en seguida te andan gritando patadura, anda al arco querés, y malas palabras y hasta delante de las chicas te gritan, que es lo peor. Una vez me dijeron por qué no traes a tu hermanito para que atajen juntos, y se reían. Por vos me lo dijeron, por los dientes míos que se parecen a los tuyos. Me parece que te trajeron a propósito a vos, por los dientes.
Ellos vinieron todos, como cuando la pulmonía. Y puro hacer caricias ahora, se piensan que uno es un nenito o un zonzo. O a lo mejor saben que sé, igual que con los Reyes y todo eso, que todo el mundo pone cara de no saber y es como un juego. Y aunque el Julio no me hubiera dicho nada era lo mismo, pero el Julio, la basura esa, para qué tenía que venir a decirme. Era preferible que insultara o anduviera buscando camorra como siempre y no que viniera a decir esa porquería. Si yo ya me había dado cuenta lo mismo. Papá está así, que parece borracho, y dice hacerme esto a mí. Y ellos le piden que se calme, que yo lo estoy mirando. Entonces me vine, para hablar con vos que lo entendés a uno y sos casi mucho mejor que el tren y ni por un avión como el del rusito te cambiaba, que si llegan a imaginar que yo te iba a querer tanto no te traen de regalo, no. Y nadie va a llorar como una nena porque ella está enferma y no puede volver por un tiempo. Y si son mentiras mejor. Oscarcito tampoco lloraba. Ese día también había venido mucha gente, pero era distinto. En la sala grande había un cajón de muerto para la mamá de Oscarcito. Estaba blanca. Oscarcito parecía no entender nada, nos miraba a todos los chicos, pero no lloró, le decían que la mamá de él estaba en el cielo. Y esto es distinto. Mi mamá no está en el cielo, en Olavarría está. El Julio, la basura esa de porquería me lo dijo, pero a lo mejor se fue enferma a algún otro lado y por qué no puede ser. Todos lo dicen. Todos menos el primo Juan Carlos, que tampoco está. Y mejor si no está, que a mí no me gustó nunca por más que ella dijera tenes que quererlo mucho, y una vez que yo fui a Olavarría no los dejaba que se quedaran solos. Anda a jugar al patio, siempre querían que me fuera a jugar al patio: ella también. Y después puro regalar conejos, sí. Se creen que uno no se da cuenta, como ahora, que si estuviera enferma no sé para qué lo andan aconsejando a papá y él me mira, y se queda mirándome y me dice hijo, hijo. Y a veces me dan ganas de contestarle alguna cosa, pero no me sale nada, porque es como un nudo. Por eso me vine. Y no para llorar tranquilo sin que me vean. Me vine porque sí, para hablar con vos que lo entendés a uno, y sos el mejor conejo de todos, el mejor del mundo con esas orejas largas, y dos dientes para afuera, como yo cuando me río.
Me parece que no me voy a reír nunca más en la vida yo. Eso es lo que me parece.
Y al final a nadie se le importa un pito de los dientes, porque yo te quiero lo mismo y te quiero porque sí, porque se me antoja. No porque ella te trajo y mejor si no va a volver. Ojalá se muera. Y lo que estoy viendo es que esa cabeza, que tenes no es nada linda, no, y si quiero vamos a ver si no te tiro a la basura, que al final de cuentas nunca me gustaste para nada vos. Y lo que vas a ganar es que te voy a romper todo, los dientes, y las orejas, y esos ojos de vidrio colorado como los estúpidos, así, sin que me dé ninguna gana de llorar ni nada, por más que te arranque el brazo y te escupa todo, y vos te crees que estoy llorando, pero no lloro, aunque te patee por el suelo, así, aunque se te salga todo el aserrín por la barriga y te quede la cabeza colgando, que para eso tengo el tren y los patines y…
Abelardo Castillo (San Pedro Provincia de Buenos Aires, 27 de marzo de 1935) es un escritor argentino.
Biografía
Abelardo Castillo nació en Buenos Aires, pero asume como lugar de nacimiento, por decisión, la ciudad costera bonaerense de San Pedro, a donde se traslada con su padre en 1946 y vive hasta los 18 años.
Publica sus primeros cuentos en 1959. Gana un premio en el concurso de la revista "Vea y Lea" en 1959 (jurado: Borges, Bioy Casares y Manuel Peyrou).
Funda "El Grillo de Papel", continuada por "El Escarabajo de Oro", una de las revistas literarias de más larga vida (1959-1974), caracterizada por su adhesión al existencialismo, al compromiso sartreano del escritor. Luego, desde 1977 hasta 1986, dirige "El Ornitorrinco", siendo incluído1 en 1979 en las "listas negras" de intelectuales prohibidos durante la dictadura.
Su primera obra de teatro, "El otro Judas" (1959), reitera el problema de la culpa que asume el traidor del Nazareno, tal vez como un secreto instrumento de Dios e, incluso, desde el acto existencial de la responsabilidad de un hombre por todos los hombres. Culpa y castigo que son tema de numerosos cuentos de este narrador; un hilo conductor por los arrabales, las casas, los boliches, los cuarteles, las calles de la ciudad o pequeños pueblos de provincia, donde sus personajes llegan, por lo general, a situaciones límite. No son pocas las veces que parecen concurrir a una cita para dirimir un pleito con su propio destino. La fatalidad de los sucesos hace recordar a Borges, una de sus devociones, de quien toma a veces cierta entonación criolla y distante. En otros cuentos, largos períodos apenas puntuados por la coma, aluden a la violencia, al vértigo de las imágenes, el vivir en tensión de sus criaturas.
Algunos relatos incursionan en el delirio y lo fantástico y son secretos homenajes a Poe, a quien Abelardo Castillo transformó en personaje teatral en Israfel, obra premiada por un jurado internacional y que tuviera un largo éxito en Argentina.
Ha obtenido varios premios nacionales e internacionales y algunos de sus cuentos, novelas y obras de teatro, han sido traducidos al inglés, francés, italiano, alemán, eslovaco, ruso y polaco.
Cronología
1935: Abelardo Castillo nace en Buenos Aires, el 27 de marzo. En 1946 se traslada con su padre a San Pedro, donde el escritor vivirá hasta los dieciocho años.
1953: regresa a Buenos Aires.
1959: su cuento "Volvedor" gana un concurso de la revista "Vea y Lea" con un jurado formado por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Manuel Peyrou. Junto con Arnoldo Liberman, Humberto Constantini, Oscar Castello y Víctor García Robles funda la revista de literatura "El Grillo de Papel", de la que llegarán a aparecer seis números. Allí aparece su cuento "El marica".
1960: el gobierno de Arturo Frondizi prohíbe la publicación de "El Grillo de Papel", por su adscripción al pensamiento de izquierda y, singularmente, a la lectura del marxismo desarrollada por Jean-Paul Sartre. Ya en el editorial del Nº 1 de "El Grillo…" se declaraba: "creemos que el arte es uno de los instrumentos que el hombre utiliza para transformar la realidad e integrarse a la lucha revolucionaria".
1961: hacia mayo, dirige y funda conjuntamente con Liliana Heker "El Escarabajo de Oro". La revista, que aparecerá hasta 1974, apuntó a una fuerte proyección latinoamericana y es considerada una de las más representativas de la generación del 60. Formaron parte de su "Consejo de Colaboradores" Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Miguel Ángel Asturias, Augusto Roa Bastos, Juan Goytisolo, Félix Grande, Ernesto Sabato, Roberto Fernández Retamar, Beatriz Guido, Dalmiro Sáenz, entre otros. Allí publicaron por primera vez sus textos Liliana Heker, Ricardo Piglia, Humberto Constantini, Miguel Briante, Jorge Asís, Alejandra Pizarnik, Isidoro Blaisten. En noviembre, la editorial Goyanarte de Buenos Aires publica el libro de cuentos "Las otras puertas". Un jurado integrado por Juan Rulfo, José Bianco, Guillermo Cabrera Infante y José Antonio Portuondo le concede la Mención Única (Premio Publicación) en el Premio Casa de las Américas (Cuba), categoría cuentos por Las otras puertas. La editorial "El grillo de papel" de Buenos Aires, publica su tragedia "El otro Judas". La obra se estrena en el Teatro de Los Independientes, con dirección de Onofre Lovero.
1962: en marzo, Las otras puertas se publica en Cuba en una edición de la Casa de las Américas. Castillo recibe la Faja de honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) por "Las otras puertas".
1963: su obra de teatro Israfel, en cuatro actos, basada en la vida del poeta Edgar Allan Poe, recibe el Primer Premio Internacional de Autores Dramáticos Latinoamericanos Contemporáneos del Institute International du Theatre, UNESCO, París. El jurado estaba integrado por Eugène Ionesco, Claude-André Puget (Francia) Christopher Fry (Inglaterra), Diego Fabri (Italia), Heinrich Schnitzler (Austria), Marc Connelly y Rosamond Gilder (Estados Unidos), Arki Kivinaa y Jack Wtikka (Finlandia), Alfonso Sastre (España) y Bohdan Korseniewski (Polonia).
1964: El otro Judas obtiene el Primer Premio en el Festival de Teatro de Nancy. Aparece en "El Escarabajo de Oro" su ensayo Discusión crítica a "La crisis del marxismo". La editorial Losada, dentro de su colección Teatro en el Teatro, publica la obra "Israfel". "Abelardo Castillo era poco pero favorablemente conocido como autor dramático, en virtud de haber hecho sus primeras armas desde el escenario propicio de Los Independientes mediante un singular enfoque del mito de Judas Iscariote, contrapersonaje evangélico, que poetas, novelistas y dramaturgos de diversas épocas han coincidido en reivindicar, pincelada de sombra que realza el resplandor de la tragedia del Gólgota. En ’Israfel’, el protagonista, haz de luz y sombra, involucra otro mito que atañe a otra pasión, y a otro calvario y camino de amargura: aquel arrebato del espíritu que florece en la pureza del canto poético, y, consecuente con él, la Vía Crucis del tránsito lastimoso del creador ante los filisteos. Porque el personaje que revive en este drama se llamó Edgar Poe, sobre cuyo genio el alegórico cuervo aún clama su fatídico ’never-more’. (…) El planteo conceptual del drama es en extremo sencillo y transparente, situándolo en la repulsa a la materialidad, desde que -como ha dicho Ramón Gómez de la Serna, precisamente de Poe- vegetar en la plena materialidad es como no vivir, y sólo se vive de verdad gracias al contraste de lo material con lo espiritual. En el simbolismo de Castillo, el poeta maldito se yergue con la conciencia de su genio en ruptura con la incomprensión. Tal la lucha, a veces más allá de la muerte. De ahí el título, ’Israfel’, que sugiere un anuncio de apocalipsis y hace pensar en las terribles trompetas que proclaman la hora del Juicio Final. (…) Me acojo con placer a las bellas tradiciones olvidadas de nuestro teatro, al saludar, en Abelardo Castillo, el advenimiento de un dramaturgo; aparición siempre milagrosa. Palabras mayores", dirá en el prólogo de la primera edición Edmundo Guibourg.
1965: con dirección de Carlos Giménez, "El Otro Judas" representa a la Argentina en los Festivales Mundiales de Teatro Universitario de Varsovia y Cracovia, y obtiene el Primer Premio y el Gran Premio.
1966: la Editorial Jorge Álvarez, de Buenos Aires, publica "Cuentos crueles". "Israfel" se estrena en el Teatro Argentino de Buenos Aires con dirección de Inda Ledesma y protagonizada por Alfredo Alcón. Luego es presentada en España, Checoslovaquia, México, Perú y Venezuela.
1967: en noviembre, la Editorial Estuario, de Buenos Aires, en una colección dirigida por Juan Carlos Martini, publica la nouvelle "La casa de ceniza". "Escribí este largo cuento, o esta nouvelle, en 1956. Tenía 21 años, estaba en el servicio militar y habitaba el mundo gótico de Poe. ’La casa de Usher’ y las desniveladas habitaciones del colegio de William Wilson están, notoriamente, en el origen ’arquitectónico’ de mi casa; mi edad cuando la inventé, y mi incapacidad para la vida castrense, son quizá su explicación psicológica. Nunca, hasta hoy, pensé seriamente publicar esta historia, nunca la sentí como un hecho literario, sino más bien como un homenaje o una despedida. Si ahora me animo a dejarla ir es porque, al releerla, descubrí que me es menos ajena de lo que yo sospechaba: he rastreado en ella una idea análoga a la de ’El candelabro de plata’; he visto, no sin asombro, párrafos idénticos a los que años más tarde imaginé inventar en ’Israfel’", dirá el propio Castillo en el Postfacio que escribió para la primera edición.
1968: la Editorial Stilcograf, de Buenos Aires, reúne con el título de "Tres dramas" las obras "El otro Judas", "A partir de las siete" y "Sobre las piedras de Jericó".
1969: conoce en el Café Tortoni a Sylvia Iparraguirre, quien se convertirá en su mujer.
1972: con el título de "Los mundos reales", la Editorial Universitaria, de Santiago de Chile, publica en agosto una selección de cuentos provenientes de "Las otras puertas", "Cuentos crueles" y "Las panteras y el Templo", todavía inédito. A través de "El Escarabajo de Oro", conoce al escritor Julio Cortázar.
1974: con la publicación del número 48, deja de aparecer "El Escarabajo de Oro".
1975: la obra "Sobre las piedras de Jericó" se estrena en el Teatro Armando Discépolo (Buenos Aires) con dirección de Luis Vives.
1976: Editorial Sudamericana publica el libro de cuentos "Las panteras y el templo". Dirige "El Ornitorrinco", revista de la que es co-fundador, junto a Liliana Heker y Sylvia Iparraguirre. La revista, que se editará hasta 1985, es considerada una de las publicaciones más importantes en el campo de la resistencia cultural a la dictadura militar instaurada el 24 de marzo de este año.
1982: en enero, la editorial Galerna, de Buenos Aires, edita la antología de cuentos "El cruce del Aqueronte". En el prólogo, Castillo explica: "’El cruce del Aqueronte’ no es, no quiere ni simula ser, un libro nuevo. Es apenas un nuevo libro: una compilación o mapa personal en el que he reunido narraciones inéditas, textos no incluidos hasta hoy en libro y, sobre todo, cuentos publicados hace años. Le debo esta aclaración al lector atento, suponiendo que esa especie, como tantas otras, no se haya extinguido en la Argentina. O por decirlo así, se la debo a mi lector, suponiendo que el pronombre posesivo no suene aquí algo delirante o descomunal. En todo caso, me la debía a mí mismo: a una cierta ética que no toca sólo a la literatura (...) Quiero, pues, quedar en paz con quien me lea. Libros de cuentos, yo sólo he publicado tres: ’Las otras puertas’, ’Cuentos crueles’ y ’Las panteras y el Templo’. Estos tres, y los que le sigan, integran un ciclo cuyo título general es ’Los mundos reales’. El cruce del Aqueronte no pertenece a esa obra: es una selección a la que deliberadamente no voy a llamar antología". La obra "El señor Brecht en el salón dorado" es representada en función única en el Salón Dorado del Teatro Colón de Buenos Aires con música de Alicia Terzián. Luego se reestrena en Teatro Abierto, bajo la dirección de Raúl Serrano.
1984: recibe el Premio Konex 1984 (diploma al mérito) a la primera obra publicada después de 1950.
1985: en abril, la editorial Emecé publica "El que tiene sed", su primera novela; la protagoniza, entre otros, Jacobo Fiskler, un transparente homenaje a Jacobo Fijman.
1986: recibe el Primer Premio Municipal de Literatura por su novela "El que tiene sed". Con la salida del número 14, deja de publicarse "El Ornitorrinco".
1988: en agosto, aparece en Emecé el libro de ensayos "Las palabras y los días". "El más antiguo [de estos textos] es anterior a 1960; el más reciente lo estoy redactando ahora. Su origen es casi oral. Fueron pensados, en su mayoría, para ser leídos en un programa de radio que, hacia 1975, compartíamos alegremente con Sylvia Iparraguirre y que tuvo la ambigua fortuna de ser prohibido tres veces en un mismo día, el 24 de marzo de 1976. Se llamaba "Otras aguafuertes porteñas" y, como es fácil verlo, estaba puesto bajo la advocación de Roberto Arlt. Las palabras y los días sigue estándolo. (…) He notado que en este libro abunda lo demasiado personal, como si no supiera escribir, sobre el tema que sea, más que apelando a la primera persona. Ya es tarde para corregirme. Hablo siempre de mí mismo, decía Unamuno, porque soy el hombre que tengo más a mano." Escribió Abelardo Castillo en el prólogo del libro.
1991: en octubre, Emecé publica "Crónica de un iniciado", novela cuya escritura se extendió durante casi treinta años. "Comencé mi primera lectura ingenua en idish, leyendo de atrás para adelante, leyendo, como se debe, la contratapa. Al llegar a la parte que dice: ’Las ráfagas de la posmodernidad’. Confieso que me emocioné. Me trajo recuerdos. ’Recuerdo –me dije– la última discusión con Castillo sobre los posmodernistas. Fue hace 25 años’. ’Un cuarto de siglo’, me dije con nostalgia y evoqué el Tortoni y los posmodernistas en la madrugada. Recuerdo a algunos: Juan Ramón Jiménez, Alfonsina Storni, Baldomero Fernández Moreno, González Lanuza y, sobre todo, Pedro Miguel Obligado y Francisco López Merino. Pedro Miguel Obligado y su traducción del cuervo de Poe; Francisco López Merino y su poema ’Ligeia’, que escribió en homenaje a Poe. Me decepcionó, pese a la promesa de la contratapa, no encontrarlos en el libro. Salvo esto, como diría Borges, ’no sé de un libro más ardido y volcánico, más trabajado por la desolación’. Personalmente, creo que "Crónica de un iniciado" es una de las novelas más importantes que ha dado la literatura argentina. (…) Horacio, en su Epístola a los Pisones, aconseja guardar nueve años el manuscrito antes de publicarlo. Castillo se pasó en 21 años. Estuvo treinta escribiendo esta novela. Supongo que durante esos treinta años hizo otras cosas también. Pero yo recuerdo muchas noches y madrugadas en el Tortoni, viernes que se extendían desde el alba al crepúsculo, cuando Castillo solía tener sed y yo podía beber cosas más interesantes que la estólida agua mineral que bebo ahora, y Costantini, De Lellis, Marechal, Cortázar, Jobson, no estaban muertos, y Castillo nos leía las infinitas y cambiantes versiones de los capítulos de esta novela. (…) El reverendo padre Marcos Pizzariello, en su audición ’Tres minutos con usted’, dijo una vez: ’todo tiene su fruto, todo tiene su precio’. Castillo nos ha dejado una novela fundamental, una lección de literatura. Ese es el fruto. Veamos el precio. El pacto con el diablo de Esteban Espósito es el pacto de Castillo con la literatura. El precio es atroz. Justifica el fuego e instaura un lugar donde toda envidia es vana; toda vanidad, efímera; todo resentimiento, inútil; todo odio, insignificante; todo dolor, posible. El precio es la palabra, destrozarse en la palabra. El lema de El escarabajo de oro fue una frase de Nietzsche: ’Di tu palabra y rómpete’. Creo que la palabra ha sido dicha, Crónica de un iniciado ha sido escrita, el pacto está cumplido." (Texto de Isidoro Blaisten escrito para la presentación de la novela y reproducido en la revista "La Maga" el 28 de noviembre de 1991).
1992: la editorial Emecé publica en septiembre un nuevo libro de cuentos: "Las maquinarias de la noche", cuarto volumen de la serie "Los mundos reales". En este libro se encuentra "El tiempo y el río", un cuento dedicado a Florencio Sánchez.
1993: muere su padre, Abelardo Castillo. Recibe el Premio Nacional Esteban Echeverría por el conjunto de su obra. En una coproducción argentino-uruguaya y con guion y dirección de Jorge Rocca, se filma la película "Patrón", según su cuento homónimo.
1994: recibe el Premio Konex de Platino, otorgado por la Fundación Konex, al mejor cuentista argentino del quinquenio 1989-1993.
1995: la editorial Emecé reúne su "Teatro completo". El 6 de julio se estrena la película "Patrón", según su cuento homónimo.
1996: recibe el Premio de Honor de la Provincia de Buenos Aires, compartido con Ernesto Sabato y Marco Denevi.
1997: la Editorial Perfil publica el volumen de ensayos "Ser escritor". La Editorial Alfaguara reúne en un volumen sus "Cuentos Completos". "Abelardo Castillo arrastra desde hace tiempo el estigma de ser algo así como ’el’ escritor de los ’60. La renovación de la literatura argentina que supuso esa generación suele resumirse y trivializarse en pocas palabras (compromiso, por ejemplo). En cambio se da como obvio algo que no lo era en absoluto hasta entonces: a principios de los '60 empezó a leerse a Borges no en contra de sino en paralelo a autores como Arlt, Marechal o Cortázar. Desde entonces, la literatura argentina pudo integrar con naturalidad dentro de un sistema de lecturas lo que hasta entonces era una dicotomía insalvable. Mientras Cortázar disimulaba a través de sus pirotecnias estilísticas que estaba escribiendo siempre el mismo puñado de cuentos, Borges, en cambio, lo hacía enfáticamente explícito (aun cuando no lo fueran). Una y otra modalidad son, en realidad, anverso y reverso de la misma cosa. Después de Borges y Cortázar, no puede no saberse esta lección, y estos ’Cuentos completos’ permiten ver por qué Castillo es el cuentista más poderoso de los ’60 (sólo Walsh y Briante, en sus mejores cuentos, están a la altura de los mejores de Castillo, pero uno y otro, por diferentes motivos, dejaron una suma de cuentos menor). (De la reseña de Juan Forn publicada en Radar Libros Nº 7 del diario Página/12, en 1997).
1999: Seix Barral publica "El Evangelio según Van Hutten", su cuarta novela.
2000: en mérito al conjunto de sus obras, es distinguido con el Premio a la Trayectoria otorgado por la Asociación de Libreros Argentinos.
2001: se filma el cortometraje "Negro", basado en su cuento "Negro Ortega", con guion y dirección de Eduardo Pinto y Oscar Frankel.
2004: recibe el Premio Kónex 2004 (diploma al mérito), otorgado por la Fundación Kónex, al mejor cuentista del quinquenio 1994-1998. Seix Barral anuncia para marzo de 2005 la publicación de su quinto libro de cuentos: "El espejo que tiembla".
2007: recibe el Premio Casa de las Américas de Narrativa José María Arguedas por "El espejo que tiembla".
2013: La editorial Carpe Noctem publica en España "El que tiene sed".
Obras
Novelas
La casa de ceniza, 1968
El que tiene sed, 1985, Primer Premio Municipal
Crónica de un iniciado, 1991, Segundo Premio Nacional
El evangelio según Van Hutten, 1999
Cuentos
Las otras puertas, 1961
Cuentos crueles, 1966
Las panteras y el templo, 1976
El cruce del Aqueronte, 1982
Las maquinarias de la noche, 1992
El espejo que tiembla, 2005
Obras de teatro
El otro Judas, 1961, 1er. Premio Festival de Teatro de Nancy en 1964.
Israfel, 1964, 1er. Premio Internacional de la UNESCO
Tres dramas (incluye El otro Judas, A partir de las 7 y Sobre las piedras de Jericó), 1968
Teatro Completo (incluye El otro Judas, A partir de las 7, Israfel, Sobre las piedras de Jericó, El señor Brecht en el Salón Dorado, Salomé), 1995
Ensayos
Discusión crítica a "La 'crisis' del marxismo"
Las palabras y los días
Ser escritor
Desconsideraciones
Reportaje
(por María Esther Gilio), fragmento
-¿Qué es la poesía para usted?
-No es un género, no es escribir versos, es una actitud frente al mundo. Cuando uno lee novelas como El gran Meaulnes, de Alain Fournier, está ante un objeto poético. El Adan Buenosayres, de Marechal, está atravesado en todo sentido por la poesía. Los cuadernos azules, de Adán, son la obra de un poeta que escribe en prosa.
-Pensemos un poco en Jorge Luis Borges...
-Yo no creo que Borges sea un gran poeta cuando escribe en verso, gran poeta en el sentido en que lo son Vallejo o Neruda. Siempre hay en su poesía algo de prosista, de hombre que sabe escribir verso, pero que no es poeta. Sin embargo, hay zonas de su prosa que son hondamente poéticas.
-¿Cuándo podemos decir "he aquí un poeta"?
-Yo diría que el poeta lo es por su manera de situarse ante el mundo.
Galardones
Premio Internacional de Autores Contemporáneos (UNESCO)
Premio Municipal de Novela
Premio Nacional Esteban Echeverría
Premio Konex de Platino
Premio Casa de las Américas de Narrativa José María Arguedas 2007
Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores 2011
http://es.wikipedia.org/wiki/Abelardo_Castillo
Y cualquiera que escandalizare a uno de estos
pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le
colgase al cuello una piedra de molino de asno, y
se le anegase en el profundo de la mar.
MATEO, XVIII: 6
No va a venir. Son mentiras lo de la enfermedad y que va a tardar unos meses; eso me lo dijo tía, pero yo sé que no va a venir. A vos te lo puedo decir porque vos entendés las cosas. Siempre entendiste las cosas. Al principio me parecía que eras como un tren o como los patines, un juguete, digo, y a lo mejor ni siquiera tan bueno como los patines, que un conejo de trapo al final es parecido a las muñecas, que son para las chicas. Pero vos no. Vos sos el mejor conejo del mundo, y mucho mejor que los patines. Y las muñecas tienen esos cachetes colorados, redondos. Caras de bobas, eso es lo que tienen.
A mí no me importa si no está. Qué me importa a mí. Y no me vine a este rincón porque estoy triste, me vine porque ellos andan atrás de uno, querés esto y qué querés nene y puro acariciar, como cuando te enfermas y andan tocándote la frente, que parece que los tíos y los demás están para cuando uno se enferma y entonces todo el mundo te quiere. Por eso me vine, y por el estúpido del Julio, el anteojudo ese, que porque tiene once años y usa anteojos se cree muy vivo, y es un pavo que no ve de acá a la puerta y encima siempre anda pegando. Se ríe porque juego con vos, mírenlo, dice, miren al nenito jugando al arrorró. Qué sabe él. Los grandes también pegan. Las madres, sobre todo. Claro que a todos los chicos les pegan y eso no quiere decir nada, pero igual, por qué tienen que andar pegando siempre. Vos, por ahí, vas lo más tranquilo y les decís mira lo que hice, creyendo que está bien, y paf, un cachetazo. Ni te explican ni nada. Y otras veces puro mimo, como ahora, o como cuando te hacen un regalo porque les conviene, aunque no sea Reyes o el cumpleaños.
Yo me acuerdo cuando ella te trajo. Al principio eras casi tan alto como yo, y eras blanco, más blanco que ahora porque ahora estás sucio, pero igual sos el mejor conejo de todos, porque entendés las cosas. Y cómo te trajo también me acuerdo, toma, me dijo, lo compré en Olavarría. El primo Juan Carlos que vive en Olavarría a mí nunca me gustó mucho: los bigotes esos que tiene, y además no es un primo como el Julio, por ejemplo, que apenas es más grande que yo. Es de esos primos de los padres de uno, que uno nunca sabe si son tíos o qué. Era una caja grande, y yo pensaba que sería un regalo extraordinario, algo con motor, como el avión del rusito o una cosa así. Pero era liviano y cuando lo desaté estabas vos adentro, entre los papeles. A mí no me gustaba un conejo. Y ella me dijo por qué me quedaba así, como el bobo que era, y yo le dije esto no me gusta para nada a mí, mira la cabeza que tiene. Entonces dijo desagradecido igual que tu padre. Después, cuando papá vino del trabajo, todavía seguía enojada y eso que había estado un mes en Olavarría, lejos de papá, y que papá siempre me dice escribile a tu madre que la extrañamos mucho y que venga pronto, pero es él el que más la extraña, me parece. Y esa noche se pelearon. Siempre se pelean, bueno: papá no, él no dice nada y se viene conmigo a la puerta o a la placita Martín Fierro que papá me dijo que era un gaucho. A papá tampoco le gustó nunca el primo Juan Carlos. Y yo no te llevo a la placita, pero porque tengo miedo que los chicos se rían. Ellos qué saben cómo sos vos. No tienen la culpa, claro, hay que conocerte. Yo, al principio, también me creía que eras un juguete como los caballos de madera, o los perros, que no son los mejores juguetes. Pero después no, después me di cuenta que eras como Pinocho, el que contó mamá. Ella contaba cuentos, a la mañana sobre todo, que es cuando nunca está enojada. Y al final vos y yo terminamos amigos, mejor que con los amigos de verdad, los chicos del barrio digo, que si uno no sabe jugar a la pelota en seguida te andan gritando patadura, anda al arco querés, y malas palabras y hasta delante de las chicas te gritan, que es lo peor. Una vez me dijeron por qué no traes a tu hermanito para que atajen juntos, y se reían. Por vos me lo dijeron, por los dientes míos que se parecen a los tuyos. Me parece que te trajeron a propósito a vos, por los dientes.
Ellos vinieron todos, como cuando la pulmonía. Y puro hacer caricias ahora, se piensan que uno es un nenito o un zonzo. O a lo mejor saben que sé, igual que con los Reyes y todo eso, que todo el mundo pone cara de no saber y es como un juego. Y aunque el Julio no me hubiera dicho nada era lo mismo, pero el Julio, la basura esa, para qué tenía que venir a decirme. Era preferible que insultara o anduviera buscando camorra como siempre y no que viniera a decir esa porquería. Si yo ya me había dado cuenta lo mismo. Papá está así, que parece borracho, y dice hacerme esto a mí. Y ellos le piden que se calme, que yo lo estoy mirando. Entonces me vine, para hablar con vos que lo entendés a uno y sos casi mucho mejor que el tren y ni por un avión como el del rusito te cambiaba, que si llegan a imaginar que yo te iba a querer tanto no te traen de regalo, no. Y nadie va a llorar como una nena porque ella está enferma y no puede volver por un tiempo. Y si son mentiras mejor. Oscarcito tampoco lloraba. Ese día también había venido mucha gente, pero era distinto. En la sala grande había un cajón de muerto para la mamá de Oscarcito. Estaba blanca. Oscarcito parecía no entender nada, nos miraba a todos los chicos, pero no lloró, le decían que la mamá de él estaba en el cielo. Y esto es distinto. Mi mamá no está en el cielo, en Olavarría está. El Julio, la basura esa de porquería me lo dijo, pero a lo mejor se fue enferma a algún otro lado y por qué no puede ser. Todos lo dicen. Todos menos el primo Juan Carlos, que tampoco está. Y mejor si no está, que a mí no me gustó nunca por más que ella dijera tenes que quererlo mucho, y una vez que yo fui a Olavarría no los dejaba que se quedaran solos. Anda a jugar al patio, siempre querían que me fuera a jugar al patio: ella también. Y después puro regalar conejos, sí. Se creen que uno no se da cuenta, como ahora, que si estuviera enferma no sé para qué lo andan aconsejando a papá y él me mira, y se queda mirándome y me dice hijo, hijo. Y a veces me dan ganas de contestarle alguna cosa, pero no me sale nada, porque es como un nudo. Por eso me vine. Y no para llorar tranquilo sin que me vean. Me vine porque sí, para hablar con vos que lo entendés a uno, y sos el mejor conejo de todos, el mejor del mundo con esas orejas largas, y dos dientes para afuera, como yo cuando me río.
Me parece que no me voy a reír nunca más en la vida yo. Eso es lo que me parece.
Y al final a nadie se le importa un pito de los dientes, porque yo te quiero lo mismo y te quiero porque sí, porque se me antoja. No porque ella te trajo y mejor si no va a volver. Ojalá se muera. Y lo que estoy viendo es que esa cabeza, que tenes no es nada linda, no, y si quiero vamos a ver si no te tiro a la basura, que al final de cuentas nunca me gustaste para nada vos. Y lo que vas a ganar es que te voy a romper todo, los dientes, y las orejas, y esos ojos de vidrio colorado como los estúpidos, así, sin que me dé ninguna gana de llorar ni nada, por más que te arranque el brazo y te escupa todo, y vos te crees que estoy llorando, pero no lloro, aunque te patee por el suelo, así, aunque se te salga todo el aserrín por la barriga y te quede la cabeza colgando, que para eso tengo el tren y los patines y…
Abelardo Castillo (San Pedro Provincia de Buenos Aires, 27 de marzo de 1935) es un escritor argentino.
Biografía
Abelardo Castillo nació en Buenos Aires, pero asume como lugar de nacimiento, por decisión, la ciudad costera bonaerense de San Pedro, a donde se traslada con su padre en 1946 y vive hasta los 18 años.
Publica sus primeros cuentos en 1959. Gana un premio en el concurso de la revista "Vea y Lea" en 1959 (jurado: Borges, Bioy Casares y Manuel Peyrou).
Funda "El Grillo de Papel", continuada por "El Escarabajo de Oro", una de las revistas literarias de más larga vida (1959-1974), caracterizada por su adhesión al existencialismo, al compromiso sartreano del escritor. Luego, desde 1977 hasta 1986, dirige "El Ornitorrinco", siendo incluído1 en 1979 en las "listas negras" de intelectuales prohibidos durante la dictadura.
Su primera obra de teatro, "El otro Judas" (1959), reitera el problema de la culpa que asume el traidor del Nazareno, tal vez como un secreto instrumento de Dios e, incluso, desde el acto existencial de la responsabilidad de un hombre por todos los hombres. Culpa y castigo que son tema de numerosos cuentos de este narrador; un hilo conductor por los arrabales, las casas, los boliches, los cuarteles, las calles de la ciudad o pequeños pueblos de provincia, donde sus personajes llegan, por lo general, a situaciones límite. No son pocas las veces que parecen concurrir a una cita para dirimir un pleito con su propio destino. La fatalidad de los sucesos hace recordar a Borges, una de sus devociones, de quien toma a veces cierta entonación criolla y distante. En otros cuentos, largos períodos apenas puntuados por la coma, aluden a la violencia, al vértigo de las imágenes, el vivir en tensión de sus criaturas.
Algunos relatos incursionan en el delirio y lo fantástico y son secretos homenajes a Poe, a quien Abelardo Castillo transformó en personaje teatral en Israfel, obra premiada por un jurado internacional y que tuviera un largo éxito en Argentina.
Ha obtenido varios premios nacionales e internacionales y algunos de sus cuentos, novelas y obras de teatro, han sido traducidos al inglés, francés, italiano, alemán, eslovaco, ruso y polaco.
Cronología
1935: Abelardo Castillo nace en Buenos Aires, el 27 de marzo. En 1946 se traslada con su padre a San Pedro, donde el escritor vivirá hasta los dieciocho años.
1953: regresa a Buenos Aires.
1959: su cuento "Volvedor" gana un concurso de la revista "Vea y Lea" con un jurado formado por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Manuel Peyrou. Junto con Arnoldo Liberman, Humberto Constantini, Oscar Castello y Víctor García Robles funda la revista de literatura "El Grillo de Papel", de la que llegarán a aparecer seis números. Allí aparece su cuento "El marica".
1960: el gobierno de Arturo Frondizi prohíbe la publicación de "El Grillo de Papel", por su adscripción al pensamiento de izquierda y, singularmente, a la lectura del marxismo desarrollada por Jean-Paul Sartre. Ya en el editorial del Nº 1 de "El Grillo…" se declaraba: "creemos que el arte es uno de los instrumentos que el hombre utiliza para transformar la realidad e integrarse a la lucha revolucionaria".
1961: hacia mayo, dirige y funda conjuntamente con Liliana Heker "El Escarabajo de Oro". La revista, que aparecerá hasta 1974, apuntó a una fuerte proyección latinoamericana y es considerada una de las más representativas de la generación del 60. Formaron parte de su "Consejo de Colaboradores" Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Miguel Ángel Asturias, Augusto Roa Bastos, Juan Goytisolo, Félix Grande, Ernesto Sabato, Roberto Fernández Retamar, Beatriz Guido, Dalmiro Sáenz, entre otros. Allí publicaron por primera vez sus textos Liliana Heker, Ricardo Piglia, Humberto Constantini, Miguel Briante, Jorge Asís, Alejandra Pizarnik, Isidoro Blaisten. En noviembre, la editorial Goyanarte de Buenos Aires publica el libro de cuentos "Las otras puertas". Un jurado integrado por Juan Rulfo, José Bianco, Guillermo Cabrera Infante y José Antonio Portuondo le concede la Mención Única (Premio Publicación) en el Premio Casa de las Américas (Cuba), categoría cuentos por Las otras puertas. La editorial "El grillo de papel" de Buenos Aires, publica su tragedia "El otro Judas". La obra se estrena en el Teatro de Los Independientes, con dirección de Onofre Lovero.
1962: en marzo, Las otras puertas se publica en Cuba en una edición de la Casa de las Américas. Castillo recibe la Faja de honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) por "Las otras puertas".
1963: su obra de teatro Israfel, en cuatro actos, basada en la vida del poeta Edgar Allan Poe, recibe el Primer Premio Internacional de Autores Dramáticos Latinoamericanos Contemporáneos del Institute International du Theatre, UNESCO, París. El jurado estaba integrado por Eugène Ionesco, Claude-André Puget (Francia) Christopher Fry (Inglaterra), Diego Fabri (Italia), Heinrich Schnitzler (Austria), Marc Connelly y Rosamond Gilder (Estados Unidos), Arki Kivinaa y Jack Wtikka (Finlandia), Alfonso Sastre (España) y Bohdan Korseniewski (Polonia).
1964: El otro Judas obtiene el Primer Premio en el Festival de Teatro de Nancy. Aparece en "El Escarabajo de Oro" su ensayo Discusión crítica a "La crisis del marxismo". La editorial Losada, dentro de su colección Teatro en el Teatro, publica la obra "Israfel". "Abelardo Castillo era poco pero favorablemente conocido como autor dramático, en virtud de haber hecho sus primeras armas desde el escenario propicio de Los Independientes mediante un singular enfoque del mito de Judas Iscariote, contrapersonaje evangélico, que poetas, novelistas y dramaturgos de diversas épocas han coincidido en reivindicar, pincelada de sombra que realza el resplandor de la tragedia del Gólgota. En ’Israfel’, el protagonista, haz de luz y sombra, involucra otro mito que atañe a otra pasión, y a otro calvario y camino de amargura: aquel arrebato del espíritu que florece en la pureza del canto poético, y, consecuente con él, la Vía Crucis del tránsito lastimoso del creador ante los filisteos. Porque el personaje que revive en este drama se llamó Edgar Poe, sobre cuyo genio el alegórico cuervo aún clama su fatídico ’never-more’. (…) El planteo conceptual del drama es en extremo sencillo y transparente, situándolo en la repulsa a la materialidad, desde que -como ha dicho Ramón Gómez de la Serna, precisamente de Poe- vegetar en la plena materialidad es como no vivir, y sólo se vive de verdad gracias al contraste de lo material con lo espiritual. En el simbolismo de Castillo, el poeta maldito se yergue con la conciencia de su genio en ruptura con la incomprensión. Tal la lucha, a veces más allá de la muerte. De ahí el título, ’Israfel’, que sugiere un anuncio de apocalipsis y hace pensar en las terribles trompetas que proclaman la hora del Juicio Final. (…) Me acojo con placer a las bellas tradiciones olvidadas de nuestro teatro, al saludar, en Abelardo Castillo, el advenimiento de un dramaturgo; aparición siempre milagrosa. Palabras mayores", dirá en el prólogo de la primera edición Edmundo Guibourg.
1965: con dirección de Carlos Giménez, "El Otro Judas" representa a la Argentina en los Festivales Mundiales de Teatro Universitario de Varsovia y Cracovia, y obtiene el Primer Premio y el Gran Premio.
1966: la Editorial Jorge Álvarez, de Buenos Aires, publica "Cuentos crueles". "Israfel" se estrena en el Teatro Argentino de Buenos Aires con dirección de Inda Ledesma y protagonizada por Alfredo Alcón. Luego es presentada en España, Checoslovaquia, México, Perú y Venezuela.
1967: en noviembre, la Editorial Estuario, de Buenos Aires, en una colección dirigida por Juan Carlos Martini, publica la nouvelle "La casa de ceniza". "Escribí este largo cuento, o esta nouvelle, en 1956. Tenía 21 años, estaba en el servicio militar y habitaba el mundo gótico de Poe. ’La casa de Usher’ y las desniveladas habitaciones del colegio de William Wilson están, notoriamente, en el origen ’arquitectónico’ de mi casa; mi edad cuando la inventé, y mi incapacidad para la vida castrense, son quizá su explicación psicológica. Nunca, hasta hoy, pensé seriamente publicar esta historia, nunca la sentí como un hecho literario, sino más bien como un homenaje o una despedida. Si ahora me animo a dejarla ir es porque, al releerla, descubrí que me es menos ajena de lo que yo sospechaba: he rastreado en ella una idea análoga a la de ’El candelabro de plata’; he visto, no sin asombro, párrafos idénticos a los que años más tarde imaginé inventar en ’Israfel’", dirá el propio Castillo en el Postfacio que escribió para la primera edición.
1968: la Editorial Stilcograf, de Buenos Aires, reúne con el título de "Tres dramas" las obras "El otro Judas", "A partir de las siete" y "Sobre las piedras de Jericó".
1969: conoce en el Café Tortoni a Sylvia Iparraguirre, quien se convertirá en su mujer.
1972: con el título de "Los mundos reales", la Editorial Universitaria, de Santiago de Chile, publica en agosto una selección de cuentos provenientes de "Las otras puertas", "Cuentos crueles" y "Las panteras y el Templo", todavía inédito. A través de "El Escarabajo de Oro", conoce al escritor Julio Cortázar.
1974: con la publicación del número 48, deja de aparecer "El Escarabajo de Oro".
1975: la obra "Sobre las piedras de Jericó" se estrena en el Teatro Armando Discépolo (Buenos Aires) con dirección de Luis Vives.
1976: Editorial Sudamericana publica el libro de cuentos "Las panteras y el templo". Dirige "El Ornitorrinco", revista de la que es co-fundador, junto a Liliana Heker y Sylvia Iparraguirre. La revista, que se editará hasta 1985, es considerada una de las publicaciones más importantes en el campo de la resistencia cultural a la dictadura militar instaurada el 24 de marzo de este año.
1982: en enero, la editorial Galerna, de Buenos Aires, edita la antología de cuentos "El cruce del Aqueronte". En el prólogo, Castillo explica: "’El cruce del Aqueronte’ no es, no quiere ni simula ser, un libro nuevo. Es apenas un nuevo libro: una compilación o mapa personal en el que he reunido narraciones inéditas, textos no incluidos hasta hoy en libro y, sobre todo, cuentos publicados hace años. Le debo esta aclaración al lector atento, suponiendo que esa especie, como tantas otras, no se haya extinguido en la Argentina. O por decirlo así, se la debo a mi lector, suponiendo que el pronombre posesivo no suene aquí algo delirante o descomunal. En todo caso, me la debía a mí mismo: a una cierta ética que no toca sólo a la literatura (...) Quiero, pues, quedar en paz con quien me lea. Libros de cuentos, yo sólo he publicado tres: ’Las otras puertas’, ’Cuentos crueles’ y ’Las panteras y el Templo’. Estos tres, y los que le sigan, integran un ciclo cuyo título general es ’Los mundos reales’. El cruce del Aqueronte no pertenece a esa obra: es una selección a la que deliberadamente no voy a llamar antología". La obra "El señor Brecht en el salón dorado" es representada en función única en el Salón Dorado del Teatro Colón de Buenos Aires con música de Alicia Terzián. Luego se reestrena en Teatro Abierto, bajo la dirección de Raúl Serrano.
1984: recibe el Premio Konex 1984 (diploma al mérito) a la primera obra publicada después de 1950.
1985: en abril, la editorial Emecé publica "El que tiene sed", su primera novela; la protagoniza, entre otros, Jacobo Fiskler, un transparente homenaje a Jacobo Fijman.
1986: recibe el Primer Premio Municipal de Literatura por su novela "El que tiene sed". Con la salida del número 14, deja de publicarse "El Ornitorrinco".
1988: en agosto, aparece en Emecé el libro de ensayos "Las palabras y los días". "El más antiguo [de estos textos] es anterior a 1960; el más reciente lo estoy redactando ahora. Su origen es casi oral. Fueron pensados, en su mayoría, para ser leídos en un programa de radio que, hacia 1975, compartíamos alegremente con Sylvia Iparraguirre y que tuvo la ambigua fortuna de ser prohibido tres veces en un mismo día, el 24 de marzo de 1976. Se llamaba "Otras aguafuertes porteñas" y, como es fácil verlo, estaba puesto bajo la advocación de Roberto Arlt. Las palabras y los días sigue estándolo. (…) He notado que en este libro abunda lo demasiado personal, como si no supiera escribir, sobre el tema que sea, más que apelando a la primera persona. Ya es tarde para corregirme. Hablo siempre de mí mismo, decía Unamuno, porque soy el hombre que tengo más a mano." Escribió Abelardo Castillo en el prólogo del libro.
1991: en octubre, Emecé publica "Crónica de un iniciado", novela cuya escritura se extendió durante casi treinta años. "Comencé mi primera lectura ingenua en idish, leyendo de atrás para adelante, leyendo, como se debe, la contratapa. Al llegar a la parte que dice: ’Las ráfagas de la posmodernidad’. Confieso que me emocioné. Me trajo recuerdos. ’Recuerdo –me dije– la última discusión con Castillo sobre los posmodernistas. Fue hace 25 años’. ’Un cuarto de siglo’, me dije con nostalgia y evoqué el Tortoni y los posmodernistas en la madrugada. Recuerdo a algunos: Juan Ramón Jiménez, Alfonsina Storni, Baldomero Fernández Moreno, González Lanuza y, sobre todo, Pedro Miguel Obligado y Francisco López Merino. Pedro Miguel Obligado y su traducción del cuervo de Poe; Francisco López Merino y su poema ’Ligeia’, que escribió en homenaje a Poe. Me decepcionó, pese a la promesa de la contratapa, no encontrarlos en el libro. Salvo esto, como diría Borges, ’no sé de un libro más ardido y volcánico, más trabajado por la desolación’. Personalmente, creo que "Crónica de un iniciado" es una de las novelas más importantes que ha dado la literatura argentina. (…) Horacio, en su Epístola a los Pisones, aconseja guardar nueve años el manuscrito antes de publicarlo. Castillo se pasó en 21 años. Estuvo treinta escribiendo esta novela. Supongo que durante esos treinta años hizo otras cosas también. Pero yo recuerdo muchas noches y madrugadas en el Tortoni, viernes que se extendían desde el alba al crepúsculo, cuando Castillo solía tener sed y yo podía beber cosas más interesantes que la estólida agua mineral que bebo ahora, y Costantini, De Lellis, Marechal, Cortázar, Jobson, no estaban muertos, y Castillo nos leía las infinitas y cambiantes versiones de los capítulos de esta novela. (…) El reverendo padre Marcos Pizzariello, en su audición ’Tres minutos con usted’, dijo una vez: ’todo tiene su fruto, todo tiene su precio’. Castillo nos ha dejado una novela fundamental, una lección de literatura. Ese es el fruto. Veamos el precio. El pacto con el diablo de Esteban Espósito es el pacto de Castillo con la literatura. El precio es atroz. Justifica el fuego e instaura un lugar donde toda envidia es vana; toda vanidad, efímera; todo resentimiento, inútil; todo odio, insignificante; todo dolor, posible. El precio es la palabra, destrozarse en la palabra. El lema de El escarabajo de oro fue una frase de Nietzsche: ’Di tu palabra y rómpete’. Creo que la palabra ha sido dicha, Crónica de un iniciado ha sido escrita, el pacto está cumplido." (Texto de Isidoro Blaisten escrito para la presentación de la novela y reproducido en la revista "La Maga" el 28 de noviembre de 1991).
1992: la editorial Emecé publica en septiembre un nuevo libro de cuentos: "Las maquinarias de la noche", cuarto volumen de la serie "Los mundos reales". En este libro se encuentra "El tiempo y el río", un cuento dedicado a Florencio Sánchez.
1993: muere su padre, Abelardo Castillo. Recibe el Premio Nacional Esteban Echeverría por el conjunto de su obra. En una coproducción argentino-uruguaya y con guion y dirección de Jorge Rocca, se filma la película "Patrón", según su cuento homónimo.
1994: recibe el Premio Konex de Platino, otorgado por la Fundación Konex, al mejor cuentista argentino del quinquenio 1989-1993.
1995: la editorial Emecé reúne su "Teatro completo". El 6 de julio se estrena la película "Patrón", según su cuento homónimo.
1996: recibe el Premio de Honor de la Provincia de Buenos Aires, compartido con Ernesto Sabato y Marco Denevi.
1997: la Editorial Perfil publica el volumen de ensayos "Ser escritor". La Editorial Alfaguara reúne en un volumen sus "Cuentos Completos". "Abelardo Castillo arrastra desde hace tiempo el estigma de ser algo así como ’el’ escritor de los ’60. La renovación de la literatura argentina que supuso esa generación suele resumirse y trivializarse en pocas palabras (compromiso, por ejemplo). En cambio se da como obvio algo que no lo era en absoluto hasta entonces: a principios de los '60 empezó a leerse a Borges no en contra de sino en paralelo a autores como Arlt, Marechal o Cortázar. Desde entonces, la literatura argentina pudo integrar con naturalidad dentro de un sistema de lecturas lo que hasta entonces era una dicotomía insalvable. Mientras Cortázar disimulaba a través de sus pirotecnias estilísticas que estaba escribiendo siempre el mismo puñado de cuentos, Borges, en cambio, lo hacía enfáticamente explícito (aun cuando no lo fueran). Una y otra modalidad son, en realidad, anverso y reverso de la misma cosa. Después de Borges y Cortázar, no puede no saberse esta lección, y estos ’Cuentos completos’ permiten ver por qué Castillo es el cuentista más poderoso de los ’60 (sólo Walsh y Briante, en sus mejores cuentos, están a la altura de los mejores de Castillo, pero uno y otro, por diferentes motivos, dejaron una suma de cuentos menor). (De la reseña de Juan Forn publicada en Radar Libros Nº 7 del diario Página/12, en 1997).
1999: Seix Barral publica "El Evangelio según Van Hutten", su cuarta novela.
2000: en mérito al conjunto de sus obras, es distinguido con el Premio a la Trayectoria otorgado por la Asociación de Libreros Argentinos.
2001: se filma el cortometraje "Negro", basado en su cuento "Negro Ortega", con guion y dirección de Eduardo Pinto y Oscar Frankel.
2004: recibe el Premio Kónex 2004 (diploma al mérito), otorgado por la Fundación Kónex, al mejor cuentista del quinquenio 1994-1998. Seix Barral anuncia para marzo de 2005 la publicación de su quinto libro de cuentos: "El espejo que tiembla".
2007: recibe el Premio Casa de las Américas de Narrativa José María Arguedas por "El espejo que tiembla".
2013: La editorial Carpe Noctem publica en España "El que tiene sed".
Obras
Novelas
La casa de ceniza, 1968
El que tiene sed, 1985, Primer Premio Municipal
Crónica de un iniciado, 1991, Segundo Premio Nacional
El evangelio según Van Hutten, 1999
Cuentos
Las otras puertas, 1961
Cuentos crueles, 1966
Las panteras y el templo, 1976
El cruce del Aqueronte, 1982
Las maquinarias de la noche, 1992
El espejo que tiembla, 2005
Obras de teatro
El otro Judas, 1961, 1er. Premio Festival de Teatro de Nancy en 1964.
Israfel, 1964, 1er. Premio Internacional de la UNESCO
Tres dramas (incluye El otro Judas, A partir de las 7 y Sobre las piedras de Jericó), 1968
Teatro Completo (incluye El otro Judas, A partir de las 7, Israfel, Sobre las piedras de Jericó, El señor Brecht en el Salón Dorado, Salomé), 1995
Ensayos
Discusión crítica a "La 'crisis' del marxismo"
Las palabras y los días
Ser escritor
Desconsideraciones
Reportaje
(por María Esther Gilio), fragmento
-¿Qué es la poesía para usted?
-No es un género, no es escribir versos, es una actitud frente al mundo. Cuando uno lee novelas como El gran Meaulnes, de Alain Fournier, está ante un objeto poético. El Adan Buenosayres, de Marechal, está atravesado en todo sentido por la poesía. Los cuadernos azules, de Adán, son la obra de un poeta que escribe en prosa.
-Pensemos un poco en Jorge Luis Borges...
-Yo no creo que Borges sea un gran poeta cuando escribe en verso, gran poeta en el sentido en que lo son Vallejo o Neruda. Siempre hay en su poesía algo de prosista, de hombre que sabe escribir verso, pero que no es poeta. Sin embargo, hay zonas de su prosa que son hondamente poéticas.
-¿Cuándo podemos decir "he aquí un poeta"?
-Yo diría que el poeta lo es por su manera de situarse ante el mundo.
Galardones
Premio Internacional de Autores Contemporáneos (UNESCO)
Premio Municipal de Novela
Premio Nacional Esteban Echeverría
Premio Konex de Platino
Premio Casa de las Américas de Narrativa José María Arguedas 2007
Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores 2011
http://es.wikipedia.org/wiki/Abelardo_Castillo
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