jueves, 10 de septiembre de 2009

Poesía: Percy Bysshe Shelley,

HIMNO DE PAN


I

De las altas tierras y bosques

hoy venimos, venimos;

de las islas ceñidas de ríos,

donde, bravas, las ondas se callan,

escuchando mi flauta tan dulce.

Todo viento, en los juncos y cañas,

y la abeja en la flor del tomillo,

en arbustos de mirto los pájaros,

la cigarra en limeros subida,

los lagartos abajo, en la hierba,

más que Tmolus, el viejo, callaban,

escuchando mi flauta tan dulce.


II

El líquido Peneo fluía

y el Tempé estaba oscuro, a la sombra

del Pelión, que ya dominaba

el ocaso más rápido huyendo

por el son de mi flauta tan dulce.

Los silenos, silvanos y faunos

y las ninfas de ríos y selvas,

en la orilla de prados mojados

o en las cuevas que cubre el rocío,

y así todo el cortejo, callaban

por amor, como callas, Apolo,

envidiando mi flauta tan dulce.


III

Los danzantes luceros, cantaba,

y la Tierra, como un laberinto,

y los cielos, las guerras enormes

del Amor y el Nacer y la Muerte.

Mudé luego mi canto: era un Ménalo,

en un valle -canté-: perseguía

a una joven y obtuve una caña.

¡Así engañan a humanos y dioses!

Se nos quiebra en el pecho y sangramos:

y lloraron. Y así lloraríais

si la envidia o la edad no os helaran,

al plañir de mi flauta tan dulce.


Trad M. Manent




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