





Mikhail Glinka was born in the village of Novospasskoye, not far from the Desna River in the Smolensk Guberniya of the Russian Empire. His father was a wealthy retired army captain, as the family had a strong tradition of loyalty and service to the Tsar, while several members of his extended family had also developed a lively interest in culture. As a small child, Mikhail was reared by his over-protective and pampering grandmother who fed him sweets, wrapped him in furs, and confined him to her room, which was always to be kept at 25°C (77°F); as such, he developed a sickly disposition, later in his life retaining the services of numerous physicians, and often falling victim to a number of quacks. The only music he heard in his youthful confinement was the sounds of the village church bells and the folk songs of passing peasant choirs. The church bells were tuned to a dissonant chord and so his ears became used to strident harmony. While his nurse would sometimes sing folksongs, the peasant choirs who sang using the podgolosnaya technique (an improvised style — literally under the voice - which uses improvised dissonant harmonies below the melody) influenced the way he later felt free to emancipate himself from the smooth progressions of Western harmony. After his grandmother’s death, Glinka was moved to his maternal uncle’s estate some 10 km away, and was able to hear his uncle’s orchestra, whose repertoire included pieces by Haydn, Mozart and Beethoven. He was about ten when he heard them play a clarinet quintet by the Finnish composer Bernhard Henrik Crusell. It had a profound effect upon him. "Music is my soul," he was to write many years later, recalling this experience. While his governess taught him Russian, German, French, and geography, he also received instruction on the piano and the violin.
At the age of 13 Glinka was sent to the capital, Saint Petersburg, to study at a school for children of the nobility. Here he was taught Latin, English, and Persian, studied mathematics and zoology, and was able to considerably widen his musical experience. He had three piano lessons from John Field, the Irish composer of nocturnes, who spent some time in Saint Petersburg. He then continued his piano lessons with Charles Meyer, and began composing.
When he left school his father wanted him to join the Foreign Office, and he was appointed assistant secretary of the Department of Public Highways. The work was light, which allowed Mikhail to settle into the life of a musical dilettante, frequenting the drawing rooms and social gatherings of the city. He was already composing a large amount of music, such as melancholy romances which amused the rich amateurs. His songs are among the most interesting part of his output from this period.
In 1830, at the recommendation of a physician, Glinka decided to travel to Italy with the tenor Nikolay Ivanov. The route was leisurely, ambling uneventfully through Germany and Switzerland, before they settled in Milan. There, Glinka took lessons at the conservatory with Francesco Basili, although he struggled with counterpoint, which he found irksome. Although he spent his three years in Italy listening to singers of the day, romancing women with his music, and meeting many famous people including Mendelssohn and Berlioz, he became disenchanted with Italy. He realized that his mission in life was to return to Russia, write in a Russian manner, and do for Russian music what Donizetti and Bellini had done for Italian music. His return route took him through the Alps, and he stopped for a while in Vienna, where he heard the music of Franz Liszt. He stayed for another five months in Berlin, during which time he studied composition under the distinguished teacher Siegfried Dehn. A Capriccio on Russian themes for piano duet and an unfinished Symphony on two Russian themes were important products of this period.
When word reached Mikhail Glinka of his father's death in 1834, he left Berlin and returned to Novospasskoye.
Mijaíl Ivánovich Glinka (clic aquí Wiki) (en ruso Михаил Иванович Глинка) (Novospásskoye, provincia de Smolensk, 1 de junio de 1804 – † Berlín, 15 de febrero de 1857), compositor ruso.
Durante sus viajes visitó España, donde conoció y admiró la música popular española, de la cual utilizó el estilo de la jota en su obra La jota aragonesa.
Glinka fue el primer compositor ruso en ser reconocido fuera de su país y, generalmente, se le considera el 'padre' de la música rusa. Su trabajo ejerció una gran influencia en las generaciones siguientes de compositores de su país.
Sus obras más conocidas son las óperas Una vida por el Zar, (1836) que es la primera ópera nacionalista rusa, y Ruslán y Liudmila (1842), cuyo libreto fue escrito por Alexandr Pushkin y su obertura se suele interpretar en las salas de concierto. En Una vida por el Zar alternan arias de tipo italiano con melodías populares rusas. No obstante, la alta sociedad occidentalizada no admitió fácilmente esa intrusión de "lo vulgar" en un género tradicional como la ópera.
Sus obras orquestales son menos conocidas.
Inspiró a un grupo de compositores a reunirse (más tarde, serían conocidos como "los cinco") para crear música basada en la cultura rusa. Este grupo, más tarde, fundaría la Escuela Nacionalista Rusa.
Tsézar Antónovich Kiuí (Clic Aquí Wiki) (Це́зарь Анто́нович Кюи́), más conocido como César Cuí (Vilna, 18 de enero de 1835 — Petrogrado, 26 de marzo de 1918), fue un compositor y militar ruso.
Cuí era hijo de una mujer noble lituana y un ofical francés que se quedó en Rusia tras la retirada del ejército de Napoleón. Ninguno tenía interés por la música y Cuí aprendió por sí solo notación musical y piano. En 1849 recibió algunas lecciones de armonía y contrapunto del compositor polaco Stanisław Moniuszko, quien vivía por entonces en Vilnius.
Al año siguiente fue enviado a San Petersburgo e ingresó en la Escuela de Ingeniería. Más tarde asistió a la Academia de Ingeniería Militar y se graduó en 1857, llegando a ser topógrafo y un reconocido experto en fortificaciones militares.
Cuí trabajó toda su vida como ingeniero llegando a ser Teniente General de Ingenieros. En 1878 fue nombrado profesor en la Escuela de Ingeniería y por un tiempo fue el tutor privado del Zar Nicolás II en fortificaciones.
En 1864 comenzó a escribir críticas musicales para los periódicos y se hizo conocido en los círculos musicales por su oposición a la música occidental, sobre todo la de Max Reger y la de Richard Strauss. Esto condujo a su asociación con el pequeño grupo de compositores rusos que intentaba crear un estilo musical verdaderamente ruso basado en las ideas nacionalistas de Mikhail Glinka.
Cuí conoció a Mily Balakirev en 1856 y poco después se hizo amigo de Borodin, Mussorgsky y Rimsky-Korsakov. Desde entonces mantuvo una cercana relación con el grupo, conocido como el Grupo de los cinco, cumpliendo sobre todo el rol de propagandista y teórico en los esfuerzos por establecer un idioma musical nacional. Cuí fue la primera persona en publicar un ilustrativo libro sobre música rusa y siguió escribiendo como crítico hasta 1900.
En sus composiciones Cuí fue influido por Balákirev. Mostró mejor talento como miniaturista que como compositor de grandes partituras. Aunque escribió varias óperas, entre ellas El prisionero del Cáucaso (1857), El hijo del mandarín (1859) o La hija del capitán (1911), ninguna fue tan exitosa como otras partituras suyas. la mayor parte de su producción consiste en canciones y pequeñas piezas para piano, pero también compuso música orquestal.
A lo largo de la historia se ha discutido largo y tendido sobre el lugar de nacimiento del navegante Cristóbal Colón.
La hipótesis comúnmente aceptada asegura que Colón era de origen genovés, aunque algunos reivindican sus raíces españolas, portuguesas, francesas e incluso escocesas.
Ahora una investigadora de la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos, viene a avivar debate al asegurar que Colón provenía de la antigua Corona de Aragón y que su lengua materna era el catalán.
La profesora emérita Estelle Irizarry llegó a esta conclusión -que ya había sido apuntada anteriormente por algunos historiadores- después de analizar detalladamente más de cien documentos que se le atribuyen al navegante.
La clave estaría en una simple barrita inclinada conocida como vírgula, con la que Colón llenó sus escritos para indicar pausas, asegura Irizarry en el libro "El ADN de los escritos de Cristóbal Colón".
Esa vírgula, según la investigadora, no aparecería en los documentos castellanos de la época, ni prácticamente de ningún otro país, sino sólo en los producidos en el territorio de la Corona de Aragón donde se hablaba catalán, básicamente la Cataluña actual y las Islas Baleares.
"Las vírgulas funcionan como el ADN de Colón. Era un hábito suyo. Colón era un puntuador y era uno de los pocos de aquella época", le explicó la profesora a la agencia de noticias EFE.
Irizarry cree que el navegante se crió en una región de habla catalana, lo que explicaría por qué no se expresaba correctamente en español, que sería su segunda lengua.
Además, según le dijo Irizarry a EFE, las grafías utilizadas por Colón y otras semejanzas con el ladino -término con el que se conoce al español hablado por los judíos- apuntan a que era de origen judío.