jueves, 8 de octubre de 2009

Poesía: Cesar Pavese. Tolerancia

TOLERANCIA


Llueve sin ruido sobre el prado del mar

Nadie transita por las sucias calles.

Una mujer sola descendió del tren:

bajo el abrigo se vio la blanca enagua

y las piernas desaparecieron en el portal oscuro.


Se diría una aldea sumergida. La noche

gotea fría sobre los umbrales, y las casas

esparcen humo azul entre la sombra. Rojizas,

las ventanas se encienden. También brilla una luz

tras los entornados postigos de la casa oscura.


Al día siguiente hace frío, y está el sol sobre el mar.

La mujer, en enaguas, se lava la boca

en la fuente, y la espuma es rosada. Tiene el cabello

áspero y rubio, semejante a las pieles de naranja

esparcidas por el suelo. Protegida por la fuente, espía

a un chiquillo moreno que la mira embobado.

Negras mujeres abren de par en par postigos sobre la plaza

-- los maridos dormitan, todavía, en la sombra.


Cuando vuelve la noche, sigue la lluvia

crepitando en las brasas. Las esposas,

aventando el carbón, dirigen sus miradas

hacia la casa oscura y la fuente desierta. La casa

tiene cerrados los postigos, pero dentro hay un lecho,

y en el lecho una rubia que se gana la vida.

Todos los de la aldea reposan, por la noche,

todos, menos la rubia que se lava en el alba.



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