A uno en Beirut
Ni un solo día sin pensar en ti
como en una aventura clandestina me recuerdan
en los diarios, los sonidos del aire,
que tú estás allí y yo en Tel Aviv.
Hoy llega una carta con matasellos de Princeton,
enviada a través de Jounieh a Larnaca camino acá.
Estás bien, como en el 16 de julio de 1982,
y hoy es el 30. Anoche
en las noticias, todavía estábamos golpeando la ciudad.
En tanto nos mantuviéramos apartados de la política, éramos
amigos
paseando juntos por el camino que lleva al mar en una ciudad
austríaca,
sorprendiendo al guía con nuestras nacionalidades
y hablando de Pound, sexo, divorcio, comida, vino.
Cuán buenas serían nuestras vidas
ahora, si sólo tuviésemos
que hablar de eso. Pero donde vivimos
sólo hablamos de muerte y pensamos
en otra cosa.
Traducción Oscar Aguilera
Traducción Oscar Aguilera
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