Arabs Skirmishing in the Mountains. 1863. Oil on canvas. National Gallery of Art, Washington, USA.
Aspasia. c.1824. Oil on canvas. Musée Fabre, Montpellier, France.
Bouquet of Flowers. c.1849-1850. Watercolour, gouache and pastel on paper. Louvre, Paris, France.
Ferdinand Victor Eugène Delacroix (clic here Wiki) (26 April 1798 – 13 August 1863) was a French Romantic artist regarded from the outset of his career as the leader of the French Romantic school.[1] Delacroix's use of expressive brushstrokes and his study of the optical effects of colour profoundly shaped the work of the Impressionists, while his passion for the exotic inspired the artists of the Symbolist movement. A fine lithographer, Delacroix illustrated various works of William Shakespeare, the Scottish writer Sir Walter Scott and the German writer Johann Wolfgang von Goethe.
In contrast to the Neoclassical perfectionism of his chief rival Ingres, Delacroix took for his inspiration the art of Rubens and painters of the Venetian Renaissance, with an attendant emphasis on color and movement rather than clarity of outline and carefully modeled form. Dramatic and romantic content characterized the central themes of his maturity, and led him not to the classical models of Greek and Roman art, but to travel in North Africa, in search of the exotic.[2] Friend and spiritual heir to Théodore Géricault, Delacroix was also inspired by Byron, with whom he shared a strong identification with the "forces of the sublime", of nature in often violent action.[3]
However, Delacroix was given neither to sentimentality nor bombast, and his Romanticism was that of an individualist. In the words of Baudelaire, "Delacroix was passionately in love with passion, but coldly determined to express passion as clearly as possible."[4]
Early life
Delacroix was born at Charenton (Saint-Maurice, Val-de-Marne), in Île-de-France near Paris.
There is reason to believe that his father, Charles-François Delacroix, was infertile at the time of Eugène's conception and that his real father was Talleyrand, who was a friend of the family and successor of C. Delacroix as minister of the foreign affairs, and whom the adult Eugène resembled in appearance and character.[5] Throughout his career as a painter, he was protected by Talleyrand, who served successively the Restoration and king Louis-Philippe, and ultimately as ambassador of France in Great Britain, and later by Talleyrand's grandson, Charles Auguste Louis Joseph, duc de Morny, half-brother of Napoleon III and speaker of the French house of commons.
His early education was at the Lycée Louis-le-Grand, where he steeped himself in the classics and won awards for drawing. In 1815 he began his training with Pierre-Narcisse Guérin in the neoclassical style of Jacques-Louis David. An early church commission, The Virgin of the Harvest, (1819), displays a Raphaelesque influence, but another such commission, The Virgin of the Sacred Heart, (1821), evidences a freer interpretation.[6] It precedes the influence of the more colorful and rich style of the Flemish painter Peter Paul Rubens (1577-1640), and fellow French artist Théodore Géricault (1791-1824), whose works marked an introduction to Romanticism in art.
The impact of Géricault's The Raft of the Medusa was profound, and stimulated Delacroix to produce his first major painting, The Barque of Dante, which was accepted by the Paris Salon in 1822. The work caused a sensation, and was largely derided by the public and officialdom, yet was purchased by the State for the Luxembourg Galleries; the pattern of widespread opposition to his work, countered by a vigorous, enlightened support, would continue throughout his life.[7] Two years later he again achieved popular success for his The Massacre at Chios.
Maturity
Chios and Missolonghi
Delacroix's painting of the massacre at Chios shows sick, dying Greek civilians about to be slaughtered by the Turks. One of several paintings he made of this contemporary event, it expresses sympathy for the Greek cause in their war of independence against the Turks, a popular sentiment at the time for the French people. Delacroix was quickly recognized as a leading painter in the new Romantic style, and the picture was bought by the state. His depiction of suffering was controversial however, as there was no glorious event taking place, no patriots raising their swords in valour as in David's Oath of the Horatii, only a disaster. Many critics deplored the painting's despairing tone; the artist Antoine-Jean Gros called it "a massacre of art".[7] The pathos in the depiction of an infant clutching its dead mother's breast had an especially powerful effect, although this detail was condemned as unfit for art by Delacroix's critics. A viewing of the paintings of John Constable and the watercolour sketches and art of Richard Parkes Bonnington prompted Delacroix to make extensive, freely painted changes to the sky and distant landscape.[8]...Columbus and His Son at La Rábida. 1838. Oil on canvas. National Gallery of Art, Washimgton, USA.
Ferdinand-Victor-Eugène Delacroix (clic aquí Wiki) (Charenton-Saint-Maurice, Francia, 26 de abril de 1798 - París, 13 de agosto de 1863) fue un pintor francés.
Familia
Según varias hipótesis, Delacroix pudo ser hijo biológico del político Talleyrand, al que Delacroix se parece físicamente. Según esta teoría, su padre putativo habría quedado estéril a causa de una enfermedad. De todas formas, Eugène fue registrado como hijo de Charles Delacroix, político de profesión, Ministro de Exteriores del Directorio (Francia) y de Victorie Oeben perteneciente a una familia de ebanistas, artesanos y dibujantes. Es el cuarto y último hijo del matrimonio.
Charles Delacroix muere en 1805 siendo en ese momento prefecto de Gironda, la madre del pintor, Victoire se instala en Paris en la casa de una de sus hijas Henriette de Verninac. El joven Eugène acude al internado del Lycée Imperial (más tarde liceo Louis-le-Grand ). En 1814 muere su madre quedando huérfano pero bajo la protección de su hermana mayor Henriette.
Primeros años
En 1815 siguiendo la recomendación de su tio, el pintor Henri-Francois Riesener entra en el taller del pintor neoclásico Pierre Narcisse Guérin, donde Théodore Géricault y el Barón Gros fueron sus maestros. Visitaba frecuentemente el Louvre, estudiando y copiando a los grandes pintores que admiraba: Rubens, Velázquez, Rembrandt, Paolo Veronese, y se debatió entre la tradición y el clasicismo y el deseo de hallar, tras las apariencias, la realidad. El pintor paisajista Bonington le enseñó a pintar la naturaleza. Raymond Soulier le inició en la acuarela.
En 1827 expone La muerte de Sardanápalo, un cuadro en el que hace gala de una de sus más espléndidas combinaciones del color. Con un trazado lleno de vigor, tras un esbozo al temple hizo una serie de estudios parciales al pastel y, después, al natural. El cuadro fue vendido en 1847 a M. Wilson, que lo instala en su castillo de Brie, lo que provocó un grave deterioro del cuadro, y requirió una difícil restauración.
El artista frecuenta los salones literarios donde conoce a Stendhal, Mérimée, Victor Hugo, Alexandre Dumas, Baudelaire. Melómano apasionado, se relaciona con Paganini, Frédéric Chopin, Franz Liszt, Franz Schubert, entre otros; Delacroix prefiere la amistad de músicos, escritores (George Sand) y poetas a la de los pintores de su época.
En 1822 Delacroix expone por primera vez Dante y Virgilio en los infiernos, una obra llena de fuerza, de una composición ambiciosa y colores muy trabajados; en ella la luz se desliza sobre las musculaturas hinchadas, un incendio consume una ciudad (en segundo plano), las capas ondean al viento. La fantasía, lo macabro y el erotismo se entremezclan. Dos años más tarde pinta La matanza de Quíos, una obra enérgica y con un colorido mucho más vivo. Ambos cuadros concretizan su ambivalencia interior que se debate entre el romanticismo y el clasicismo, entre diseño y color, polémica interna que le acompañará durante toda su vida.
En 1825, Delacroix se va a Inglaterra donde pasará tres meses estudiando a los pintores ingleses, de manera especial a John Constable, el mayor paisajista europeo de la época. Trata de desvelar la técnica y el uso de los colores, analizando los efectos psíquicos que éstos provocan.
Según la historiadora Ruiz, Delacroix escogió a Dante para realizar varias de sus obras. Fue el más emblemático pintor del movimiento romántico aparecido en el primer tercio del siglo XIX, cuya influencia se extendió hasta los impresionistas. Etiquetado inicialmente como neoclásico, aunque opuesto totalmente a Ingres, ambos son criticados en los diferentes Salones en los que exponían. A partir de la exposición de 1855 Delacroix se convirtió en la figura que supo sobrepasar la formación clásica para "renovar" la pintura. A su fallecimiento, los artistas contemporáneos le rindieron sentidos homenajes, en especial Gustave Courbet. Auténtico genio, dejó numerosas obras que tenían mucho que ver con la actualidad de su época (Las matanzas de Quío o la Libertad guiando al pueblo). También destacó como pintor religioso pese a sus continuas declaraciones de ateísmo. Sus obras manifiestan una gran maestría en la utilización del color.
A sus 30 años logra provocar controversia en el publico con el cuadro La muerte de Sardanápalo pintado en 1827 y expuesto en el Salón de Paris, la pintura es un buen ejemplo de lo que era importante para los románticos franceses, el superhombre desbocado en calidad de héroe, la combinación de erotismo y muerte, el decorado oriental, los grandes movimientos en lugar de una composición equilibrada y apacible, y el predominio del color sobre la línea. Delacroix la llamaría, "la Proeza asiática".
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