En el puerto los pájaros pasan sobre mi cabeza y mi cabeza sobre ellos.
Me dejan volar.
No los molesto,
Saben que mis alas no lastiman, que no cazo pájaros, que hay orden en mi plexo.
Los pájaros escuchan la música del plexo,
Luego cantan,
Siempre para ti.
Nadie se da cuenta,
Solo los pájaros y yo, entre los sordos.
Ricardo Marcenaro
12 de agosto de 2009
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