No todo el mundo es igual, por suerte.
En estos días me pasó algo que no es la primera vez que lo veo.
Son de las que te hacen sentir un pequeño momento de desagrado y establecer un permanente descartar a alguien.
En el transcurso del romance último algunas mujeres o se me insinuaron o me hicieron una propuesta directa.
La vida me enseñó a ser fiel con quien estoy, rechacé lo más gentilmente que pude, cuidándome de no herir.
Específicamente dos de esas personas demostraron que el interés no era conmigo, querían un símbolo de una unión que se me figuraba casi sagrada, ¿qué es si no estar enamorado y amar activamente?
Querían romper la relación, ahora podrían haberse acercado, lo hicieron, para vengarse del pasado en el que se han sentido desairadas.
En medio de lo mal que la pasé, que ya está, ésta demostración, confirmación, de que en las malas, el perverso, quiere más cadáver de tu cadáver.
Vocación micro. El macro se les extravió en algún codo de dolor de la vida o nunca lo tuvieron.
Ganando todos tenemos miles de amigos, viene los negocios solos, solas las mujeres, las salidas, paseos, invitaciones, los regalos.
Lo viví personalmente varias veces, ya he dicho que he caminado lo suficiente y que hoy lo hago selectivamente y siempre abierto a la sorpresa, no me dormí, percibo mucho más fuerte.
Dirígete en perdedor a buscar algo de esto, a ver qué se te da o qué consigues.
Mi proceso actual es de limpieza, voy detrás de algo grande: mi hoy mejor, mi mañana mejor aún, mi preparación para lo que siento que viene, que es poderoso y fecundamente bueno.
A brillar llamarán y lo haré, daré la luz que se me requiera, no porque sea un genio, por que alguien me iluminará y en su luz me llevará a la mía. No es una cuestión de ego, es de dar y es sobre todo: justicia.
Lo bueno de lo malo, es que bien visto, ayuda a descascararse de las situaciones muertas o de muerte.
Por eso no escupo sobre los momentos malos, ni los pongo en suspenso, ni les escapo.
Una vista panorámica siempre se abre si quieres ver.
En la peor de las negruras, en los momentos más agobiantes y oscuros, cuando parece no haber puertas ni ventanas que den al aire:
La facultad de visualizar que pongas será la que te salve.
Ricardo Marcenaro
28 de agosto de 2009
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