lunes, 10 de agosto de 2009

Soy El Que Arde - Texto misivo de Ricardo Marcenaro



Hoy ha sido un día fabuloso, estuve un mes muy enfermo en todo sentido, neumonía, acoso afectivo cuando debieron protegerme, falta de solidaridad, de amor, egoísmo, engaño, traición por fin.

¡Es la vida! Todo eso pasó.

“Cuando voy mis pasos van conmigo” eso me lo dije hace muchos años y me quedó como una regla para aguantármelas y seguir avanzando. Si vos no te hacés fuerte, nadie va a hacer ese trabajo por vos.


El primer calor viene, saqué de mi dormitorio una estructura que funcionaba de placard que la verdad: me tenía harto.

Una biblioteca también y seguirá, acá cambió todo, este año muere la muerte que me di un día que dije no hago nada más por esta casa. Y como era yo el que la mantenía con mis trabajos, no con mi dinero, es una casa familiar, agonizó al borde de la muerte. Mi casa es demasiado bella para merecerlo. Cambió mi conducta. Esa la debo.

Las personas cargamos años con soluciones que lo fueron y en problema se transformaron, hay que saber limpiar.


En la semana vienen albañiles, personal de limpieza, y luego seguiré contratando un asistente por un mes para reformar jardín, preparar superficies para pintar y un sin fin de detalles. Corto con la muerte.

Pintaré un cuarto que preparaba para quien me asesinó a cuchillazos. Me levanto sobre mi cadáver.

Lloro con toda mi alma, pero no vivo del lamento, soy demasiado fuerte para eso. La complacencia no es mi estilo.

No me gusta que me empujen, menos con malos modos.


Tengo mis tiempos, esperaba este calor, me cuesta moverme con el frío, soy demasiado animal, como un oso guerrero en invierno: vegeto bajo la nieve.

No es así: estudio, pienso más, proyecto, voy conformando en mi mente lo que al aire haré con la escultura, jardín, casa, relaciones, en fin, mi mundo de acción, en el que acciono, en el que también han estado ustedes, a los que me di sin recortes.


Cuando estoy ante una gran tarea la siento en mi cuerpo, muchas veces me ha pasado, luego “sorpresivamente” suena el teléfono y me sale algún contrato grande.

Creo en una comunicación de canales abiertos con el éter, cielo, Dios o como quieras explicarlo. Sé de lenguajes.

Previo a eso suelen darse movimientos que necesito: eliminación de lo molesto: Limpieza.

Remover tierra en el jardín o cosas de la casa: Soltar el cuerpo para que cuando el gran trabajo venga uno lo tenga listo. Y sé positivamente que cuando el jardín me llama, eso va a pasar, siempre pasó. Hay fuego en el aire.


Me saco de encima todo lo que me estorba, entorpece, no ayuda. Siempre. Desde objetos a personas, no me tengo clemencia cuando no me la tienen.

Dios sabe lo que he llorado en silencio, Dios lo sabe, con Él es que vivo.

Él sabe que no duermo, no como, agonizo hasta lo más profundo del amor incomprendido. Se me hacen cortadas de hielo en la sangre y bombas atómicas en la mente.






Para mi esculpir, escribir, pintar, diseñar, hacer arte es todo, es lo que nunca me ha defraudado, ni abandonado, ni traicionado, ni escupido. Nunca jamás.

A esas situaciones de bochorno las he tomado como pago de karma, si me gritan pienso en las veces que grité y aguanto, si me hieren en las que herí y soy paciente, si me insultan o bajan línea en el argumento siento las veces que lo hice enfurecido y me callo.

Por fin he circulado mi Ser, me costó toneladas de vida. Vida a la que me expuse siempre. No fui timorato, fue mi forma de pelear y ganarle a mi timidez.

Pago Karma porque quiero tener una vida mejor, quiero mejorar, quiero hacer el bien, quiero morir mejor.

Hacer el bien es hacerlo bien, el artista da, detesto la corriente de los falsarios, de los lustradores de su ego, pongo mi nombre y apellido en todo porque estoy firmando y afirmando.

Me hago responsable de todo lo que digo y hago, de otra forma no lo tolero.


No me gustan los inubicables, los que usan sobrenombres, los que no están orgullosos de sus apellidos sirviéndolo, los que no saben perdonarse y por eso no perdonan escapando como ratas y viviendo ídem.

Perdón, en esto, las medias tintas no me van, se como termina arreglándose la vida con esa actitud: envidia, fobia, violencia en formas obvias y sutiles, y siempre NO AFRONTAR.


Me trabajé mucho, el que no lo hizo, por favor, si no ayuda, que no moleste.

Puedo ayudar a que se ayude, pero si no se ayuda sé que esa persona no tardará en volcarse en mi contra, al que le gusta huir de sí porque no puede afrontarse así le funciona su comodidad de imposibilidades. Lo criticará todo, la nada lo ocupa. El que hace no tiene tiempo de criticar ni herir vanamente, sabe el valor del hacer, sabe lo que cuesta, valora a los que hacen, sabe perdonar a los que haciendo se equivocan.

No me pongo en el camino de nadie para dificultarle el paso, todo lo contrario, he sido soporte de muchos, se los aseguro, lleno de amor, de sensibilidad al otro.



Llaman a mi puerta. Esperé una llamada. Esperé 10 años a una persona, esperé más de 30 justicias, esperé callado, olvidado de esperar, esperé sin esperar, esperé libre y sometido.

En silencio sigo esperando, pues de lo que esperé y espero, nada diré ni digo, eso es íntimo y secreto.


Si, hoy fue un día fabuloso, mañana también y los que le siguen, lo sé. Llaman a mi puerta. Llamas en la puerta.


Amo el fuego, el que crea, el que desviste los cadáveres, el que sin ofender se lleva todas las impurezas, el que funde las arenas pulverulentas y las convierte en cristal formado y transparente, en él me quemo feliz, a él me doy contento.

De otra forma: Soy un verdadero inútil.

No se otra forma de vivir que arder.



Ricardo Marcenaro

10 de agosto de 2009






1 comentario:

  1. Tremendas sus transparencias. Da para dos comentarios en sentidos diferentes.
    Uno, desde el código compartido de salteños, le puedo decir que la Pachamama, en su mes, lo está llamando, al cambio, a dejar lo viejo atrás y a preparar con todo la cosecha que se viene. Agosto y sus vientos, se llevarán si hace la entrega , todito lo viejo y avivará sin dudarlo su fuego.
    Desde otro código, le comparto lo que me dijeron estos días: "cuando desde el corazón llega la necesidad del cambio, de ser puente, de ser punta de lanza para la evolución toda, se debe transitar el camino de Saturno, donde la precipitación kármica nos adelanta toda la experiencia para liberarnos de golpe y ascender un escalón, pufffff, y poder llegar al camino ansiado de Júpiter(el corazón que se da ya libre)" (o algo así). No entiendo demasiado de planetas, pero si la esencia de esto...y lo veo clarito en muchos. Como usted por ejemplo.
    pasé la tarde haciendo cadenitas de alambre, lo más pesado para mi de hacer de lo mio,es repetitivo, mis manos son grandes, y me quedé frente a la pc con música(mucha suya) pero me quedé pensando en su escrito,y en otro amigo en común que pasa por algo similar. Nunca caen en nada sus palabras, crean remolinos, olas, despiplumes totales.
    Y ante sus afirmaciones sobre el anonimato comparto aquí algo de lo que me animó por mail a dar. No todos los sobrenombres esconden, algunos son decidores de otra cosa. Me tocó mal lo dicho, jah. Llamarme Plumita, primero es como un faro, una llamada a quienes me bautizaron así en el '77, muchos desaparecidos, otros exilados, otros ya me encontraron, yo los sigo esperando. Por otra parte, en mis años de internet(desde el 95) vi de todo, me pasaron cosas, me cansé. Quien quiere saber de mi, lo sabe (como usted Maestro, que broma aparte sabe mi filiación), en mi face están los que me conocen de años, los que vienen a compartir mate, licor, galletas y pan caseros (hay muchos que ni entran al face y se cobijan aquí igual). Los que conocí ahora y tienen las mochilas listas para venir, los que no les interesa quién soy... los que me reconocen de alguna feria...en fin. Soy hermitaña de la gente necia, de los pavotes culturosos, de los trepadores del arte y afines de mi tierra. Los otros saben y se quedan al sol mientras compartimos. bueh ya me perdí....y he dicho...cariños maestro

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