Hay momentos en que no estoy para nadie. Clausuro.
Me cuesta hablar, no es que esté turbio, necesito estar en paz, así de simple.
Amo estar solo, me divierto mucho. Hago muchas cosas, soy activo.
Mi positividad se da en el hacer, en ello me expreso con alegría, aunque rezongue porque me gusta gruñir a falta de mimos o pedidos seguros sin pedir, de esos pedidos mudos, tontos, estúpidos, inservibles, del ahogo, la ansiedad del hacer, hasta que por fin hacemos, a pesar de eso siempre voy a la acción, la elijo, claro, hago planes, tengo estrategias o muchas veces simplemente me dejo llevar por los flujos de energía que emanan de las cosas y las situaciones.
Al ser una persona muy sensible también he aprendido a guardar distancia, prefiero cierta distancia, el anhelo del otro, el olvido.
También el olvido de uno.
Hoy es un día muy particular, cruces de caminos como crucigramas se estrellan en mi mente entre relampagazos negros de noche sin luna, de hueco en la mano antes de encender el cigarrillo.
...aprender a guardar distancia, olvidarse del otro y de uno...ummmmmmmmmm...bien bueno, aprendo de tí....¿es eso posible ?...¿absolutamente?... ¡un nivel bien elevado...!...oye, bien difícil para mí...estoy en el peldaño más inferior de la escalera de la paz...allaaaaaaaaa´vooy..! Dalia
ResponderEliminartodo el tiempo se aprende Dalia, todos lo estamos haciendo todo el tiempo, algunos con mejores resultados que otros, otros con ninguno, pero ahi está para evolucionar la vida y sus herramientas.
ResponderEliminarAhora si, en serio...me gustó...el hacer ocupa parte de nuestro tiempo y la mente es obligada a compartirse...mientras, es mejor pensar que algún día...algún horizonte alcanzaremos...yo me he transportada aún más allá, SI,,,al más allá...como estoy condenada desde mi primer llanto.........ooooh Dios, lo que no sea aquí...que sea allá...jejeje. Un abrazo Ricardo...
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