Mi jardín de las delicias me lo construyo,
Manos y voluntad listas, sobre lo negro: luz,
Trazo la línea.
Mi residencia en el cielo la edifico, en la tierra,
Salmos y conjuros, mente que vibra, y llega,
Soy un vaso.
Nadie puede decirme cómo ni qué hago, lo dicho,
Desconciertos y atonías, incomplitudes, incluso para mí,
Las acciones.
En final así y todo habito este lugar, esta residencia,
Un techo redondeado de calota y costillares curvos, animado,
¡Ánimo!
Todo va sencillo, nadie se desespera, solo los desesperados,
Tantas veces estuve ahí que mis ahogos estrangularon el recuerdo,
¡ Al fin!
No hay comentarios:
Publicar un comentario