Siempre fui sensible.
Se Es lo que Se Es, hay cosas que son así, no todo es determinable: tienes un sello genético o karmático desde el principio.
Y si lo quieres ejemplificado en lo físico y “real”, somos química y física en acción, en este campo una ínfima proporción de algún componente en otro, altera resultados de forma notable.
Ejemplo, agregas una proporción menor al 1% de molibdeno, o cromo, en un acero común, cambia totalmente sus características, comportamiento, estructura, y la verdad: no somos ni tenemos porqué ser muy diferentes a eso.
Podría decir que la vida es dura, que no es lo mejor que te puede pasar ser así…, pero ese guiso de basura no te lo voy a regalar, es un cachetazo, algo en lo que no creo.
Le doy gracias a Dios, la vida me dio paraísos, por ejemplo, detenidos en la cara de mi hijo saliendo de las entrañas de su madre con un rictus y una similaridad de facciones notablemente iguales a las de mi padre quien había fallecido recientemente y fue mi gran Ser, mi gran único, irreparable partida.
Ese rictus era algo que solo a él se lo he visto.
Salí de la sala de parto como si de otro planeta, por un lado era conciente que había visto, estado, sentido, participado en el mayor acto de felicidad que me dio y dará la vida, una ceremonia compartida, dirigida al centro de un nuestro único que reúne todos los seres que nos habitan, fue muy raro, por el otro, ese saludo de Dios, el destino, el karma, la energía o lo que quieras ponerle, que me bendecía con un acto de esperanza signada, de gesto de amor y pacificación rotundo.
Paraísos en la mirada profunda que llega al ser del otro, que con uno brinda en el éxtasis del reconocimiento, paraísos así la vida me dio y me seguirá dando si ella lo dispone y uno está despierto.
Paraísos en el ver crecer a quienes hemos tocado, lo mismo, profundamente sentido, lo vivo más en silencio que ninguna otra cosa, se donde he operado.
Ese es un sentimiento muy mío y muy mío en la vida del otro, y tengo la suerte de tener muchos en los que vivo.
Eso también me lo dio la vida, al exponerme.
Los paraísos, esos momentos de profunda humanidad y unión con todo lo vivo, lo que Es y Existe, pagan con amplitud todas las pruebas, los túneles oscuros, las paredes vendadas y calientes rumbo al espanto y la nada.
Si te “aspectás”(1) de una forma favorable al conocer, que para esto:
el abrir, que es abrirte, atender, no temer, arriesgarte, asegurarte de quien eres, completarte en lo diverso que saluda, que es ser selectivo, tener poder de aceptación para bien o para mal de consecuencia, que es trabajar en el no resentirte ante el equívoco.
Y no estoy diciendo, dibujemos ¡un mundo perfecto!, sahumerios y OMs, cuesta, sé, tampoco hablo de propósitos, hablo de propósitos que actúan, de Ser que trata de superarse, aunque en un momento vomite fuego, entonces y a pesar de todo, si el espíritu de la verdad te animó e hizo que actúes transparente:
La vida va a darte mucho, quizás necesites de vez en cuando un casco, donde te muevas saltarán los escombros, llevas una energía, pero el corazón grande sale de los bosques cerrados: refrescado.
Puede estar revestido de rayones cauterizados o sangrantes, de espinazos profundos que llegaron hasta el hueso porque había que atravesar lo impasable, la espesura reseca de los setos muertos, llena de púas oxidadas que van a herirte feo, mas hay una libertad de animal que le infla los dolores y los convierte en su resistencia y honra. Late fuerte e intenso ese corazón
Sus venas están llenas de vida que fluye, la vida es eco, su oído está más allá del suelo, como la gota que cae al agua, un sonar de ondas lo ocupa todo, todo lo que haces tiene una consecuencia, mueve algo, lo influencia..
Solo la verdad es la patria del amor.
Si esa ánima te anima, estás bien encaminado, estás bien aspectado.
Las pruebas: te signan. Cómo las pasas: será cómo te estableces.
Eso lo hacemos cada uno. Es cuestión inherente al libre albedrío.
Atención.
No estoy dando clases de nada, doy testimonio, nada más.
Cada uno haga lo que se antoje: ejerza cada uno su propio libre albedrío y que a él se atenga.
(1) Digo aspectar y significo la condición que tenemos las personas de con nuestros pensamientos, hechos y energías, determinar nuestro destino y lo que de él recibimos como respuesta, planamente: haces mal, te va mal o recibes males, haces bien, te va bien o recibes bienes. Te va mal y no haz hecho mal: estás siendo probado, te medirás en tus acciones: esa es tu medida, así te medirán y eso habilitará lo que te toque vivir.
Ricardo Marcenaro
28 de agosto de 2009
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