domingo, 9 de agosto de 2009

EsTeLaR - Texto R. Marcenaro - Fotos Anne Marie Heinrich y RM



Cuando se para el reloj la habitación fuga, se va a volar mi cama con los ojos abiertos, y no estoy despierto,


Una avalancha de libros de la biblioteca se desmorona, los libros flotan, los libros alados, llenos de semillas, picotean graciosos entre las trenzas encordadas al clavijero, caja templada, diapasón de los planetas, suena.

Sube al respirar la sábana inmaculada de la caricia, tenía verde nuevo en la palma, fresca, vivaz, a rosa blanca olía, alelíes y lavandas en el viento de la vista,


Una espalda no es espalda sin la mano que registra, las costillas son de cemento si los dedos livianos de otra piel no les da medida, humanizándote, así, sí, así,


La nada desaparece en medio de los jardines compasivos, ya no pueden proponértela, los carteles se secan, están condenados a desaparecer, el sol los vela, sus letras inmutables mueren en su necedad, el orgullo los descascara hasta caer, paz de los jardines compasivos esfumándolos como la nube de la mañana calentándose a la brisa, la torpeza no nos dañará más,

Sube al cielo que tengo pintado en mi techo, confusión de alientos, sonrisas de paz que se contemplan en la novedad, nadie más que nosotros sueña, el mundo se ha apagado en medio de este germen de luz inaudito, la estrella nos visita, incuestionable.


Almohada sana abriendo hoyuelos y pimpollos, éxtasis del moverse en la cuna, un balance suave, la gubia libre en la carne clara golpea, brota savia corrida, interminablemente.


Hachas y martillos huyeron como fantasmas despavoridos, la sangre empuñada, quién sabe dónde asestan golpe, ese no era mi destino. No murió, jugó suicidio. A merecer.


La sábana se eleva, el mástil vibra, es una vela, nos vamos juntos, con el viento enganchado como una espuela que no lastima ni da lástima,

Se despertó el dormitorio, extrañado, las ventanas de par en par, estelado de quilla, espuma, espuma, levedad y buen día.



Ricardo Marcenaro

9 de agosto 2009





















Estelar

Mural pintado en acrílico

Cielo raso – Dormitorio

Pintado por Ricardo Marcenaro

2002



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¿Es Mi Premio? - Texto Ricardo Marcenaro - Foto Anne Marie Heinrich



Entra la luz por el recoveco como una hormiga curiosa,

Camina con su pétalo recortado que va como veleta,

Como mano a pie de buque que a los queridos lleva, he aquí, ese dedo de la vida que camina señalando al nido, alegre papel sin letra, lo otro, signado, una cabeza que se da, un pañuelo que abandera, un ojo escrito, si.


Ahora escucho el corazón latir del malvado que se aleja hiriendo, excitado, (ya ahogará), tapa su lloro con almohadones blancos de cenizas, llevando su cadena, lista para lo que no me interesa.


El ojo celeste se abre tras la mesa como una quilla que divide aguas con gracias de espuma, se mueven las sombras, el perfume del romero penetra desde el jardín esperando alegrías de fressias listas a desnudarse, fragantes, clementes, virginales de sorpresa. Es.


Linterna gigante, curva del loto, camalote grácil enarbolando ramillas de cielo,

Corre el aire que del río viene, certero y fresco.


Jardín que dona cascotes celestiales para iluminar los brotes de la cercana primavera,

Ahora entiendo, lo minúsculo es grandioso,

Dime: ¿Es mi premio?




Ricardo Marcenaro

8 de agosto de 2009