Entra la luz por el recoveco como una hormiga curiosa,
Camina con su pétalo recortado que va como veleta,
Como mano a pie de buque que a los queridos lleva, he aquí, ese dedo de la vida que camina señalando al nido, alegre papel sin letra, lo otro, signado, una cabeza que se da, un pañuelo que abandera, un ojo escrito, si.
Ahora escucho el corazón latir del malvado que se aleja hiriendo, excitado, (ya ahogará), tapa su lloro con almohadones blancos de cenizas, llevando su cadena, lista para lo que no me interesa.
El ojo celeste se abre tras la mesa como una quilla que divide aguas con gracias de espuma, se mueven las sombras, el perfume del romero penetra desde el jardín esperando alegrías de fressias listas a desnudarse, fragantes, clementes, virginales de sorpresa. Es.
Linterna gigante, curva del loto, camalote grácil enarbolando ramillas de cielo,
Corre el aire que del río viene, certero y fresco.
Jardín que dona cascotes celestiales para iluminar los brotes de la cercana primavera,
Ahora entiendo, lo minúsculo es grandioso,
Dime: ¿Es mi premio?
Ricardo Marcenaro
8 de agosto de 2009
Me gustó Ricardo...ya te lo dije antes cielo...muy buenos deseos en cada párrafo...
ResponderEliminarUn beso grandote.
Clara.
besos amiga
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