jueves, 8 de octubre de 2009

ricardo marcenaro bitácora. Asalto

El reflectante del piso, mi sombra, una aureola tirada en el piso para que mi sombra la recogiera.

Alguien estaba por protegerme de un suceso grave que pasé.


A veces hay señales que no entendemos a tiempo.

Tuvimos suerte, una aureola desparramada en una cinta en el piso llenó mi cabeza, protegió nuestros cuerpos, hizo que el suceso desagradable fuera muy rápido y sin más consecuencias que las materiales y con una gran riqueza de nociones: tenernos con la que amo, estar vivos, habernos protegido mutuamente en circunstancias que definen quién uno es realmente.


Hay días que tengo suerte y no me doy cuenta que la estoy recogiendo con una foto.

Buenos Aires. Hace unos días.



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