sábado, 21 de noviembre de 2009

Ricardo Marcenaro bitácora. El ejemplo del tractor










Sin el tractor estamos muertos, morirían millones de hambre.

Camina sobre la tierra y aguanta los tirones de la entraña que no quiere ser herida, arrastra yugos pesados que lo maximizan todo, cuentan cantidades, hablan con el cosmos, fuertes, incansables, constantes, nobles, duraderos.

Si un amor debiera ser así debería, o un amigo, un pariente, alguien que esté al lado firme para las que sean. Ese es el tractor, el que empuja para adelante, el solo, con la fuerza de muchos pero muchos, porque lo que le arde por dentro reúne el hálito de la humanidad que al que no le ronca el motor así, no lo siente, no lo entiende, se deja arrastrar.

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