miércoles, 2 de diciembre de 2009

Ricardo Marcenaro bitácora. Aprendiendo con el gato






Nunca en mi vida había tenido un gato, estoy aprendiéndolo todo, ya saben que aprender es mi gusto, me lleva a la sorpresa, de una a otra, ¿hay alguien a lo que no le guste eso?


Como este gato se ha quedado aquí como fruto de un intento de relación fallido, tengo un especial cuidado de satisfacerle los requerimientos, para que no sufra, en lo tiene nada que ver en las estupideces de “los grandes”.

En el sillón que el gusta le puse un cardigan de su “madre”, para que no la extrañe, por ejemplo.


Los primeros días no, pero ahora duerme conmigo, me despierto con el Paikijú, Michigú o más apelativos con lo que lo sobre nombro según el humor con que le invento.

Este cretino me somete a largas sesiones de caricia con su cabeza, a veces si no le cumplo, me manotea la barba con la suave palma de su mano.

Es increíble la dulzura y cuidado con que hacen estas cosas, de la mano podrían salir garras si él quiere y con la boca que a veces me mordisquea la punta de la nariz dañarían sus colmillos agresivamente, capaces de matar.


Me hace pensar en las relaciones humanas.


La cuestión que por ahora tengo mañanas hermosas,…por ahora…, como es todo…, parece...

Lo cuido, es feliz en el jardín, caza libélulas y langostas, me las trae, rindiendo a su líder, sé de ceremonias.


Me hace pensar en las relaciones humanas.


2 comentarios:

  1. ojala las relaciones humanas tuvieran siempre la dulzura de Paikijú, gallegito hermoso: yo también lo quiero.
    Excelentes fotos tío!

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  2. Romano de nacimiento, escapado de Barcelona y con amor argentino!!!

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