lunes, 7 de diciembre de 2009

Ricardo Marcenaro bitácora. Dormitorio terminado.

Bueno, aquí un pequeño informativo sobre trabajos de la casa.
Pienso especialmente en Plumita Siete, mi amiga del norte amado de mi amado país, Argentina.
A este sillón lo único que le falta es un poquito de lustre, se lustrar a muñeca, restauré muebles en una época de mi vida. Si, hice de todo, de a poco iré contando, las cosas tienen que surgir.

Mesa larga prestada por Irene Hamernick a la que he honrado con trabajos, pero en lugar que aún no ocupo.
Tengo que terminar de cargar esta habitación que quedó muy bella, sobre todo comparando como estaba.
Le tengo cariño a esa mesa, tiene buena onda.
Sí, las cosas tienen carga, ¿No lo sabía?
Todo el mundo busca cosas cargadas sin saberlo, bien cargadas o con una carga correspondiente (co-responder, ¿está claro?), correspondiente quiere decir también que hay personas con mala carga que buscan y atraen objetos con carga ídem.
Ahora, lo que no hace nadie, preguntarse: ¿Cómo cargo yo los objetos?

Pregúnteselo, examínelo si le interesa, a mí me parece que eso es interesante saber de uno, sentir de uno, para poder verse más, verse, ampliar la mirada, profundizar, adquirirse, dominarse, poder proyectarse energéticamente. Eso es muy importante para mí.

Escritorio que se va a mover a la pared turquesa.
A este escritorio le pasé penta y aceite de lino mezclados con un combustible muy volátil.
El aceite es protectivo de hongos y le da elasticidad a las maderas resecas, otro aspecto, impermeabiliza y hace que el mueble no sea sujeto demasiado sensible a los cambios de humedad y temperatura combinados.
Luego lo rebrillé limpiando el lustre.
Le encolé una para y me falta pegarle una tallas que tengo y es cosa de una hora de dedicación.
Quedó súper hermoso.

Los escritorios antiguos son bellos, en la funcionalidad, se han quedado en el tiempo.
Abriendo una de las puertas de la alzada hay unos estantes de madera macizas de 3 mm de espesor, para papeles, estantes carteros.
Las única cartas que recibo son de los impuestos, sobre largos que ahí no entran. ¿Quién encía hoy en día una carta?
Otra cuestión: ¿Y el lugar para la computadora?
Igual son bellos de verlos y tocarlos.
Veremos, si no termino de usarlo quizás lo venda.



Esculturas que fueron tratadas para exterior, tienen Penta y aceite de lino.
Algunas fueron relijadas.
Le estoy haciendo esto a toda la obra, es una forma que no sea atacada por termitas u hongos ni que hagan de los recovecos nidos arañuelas o el bicho que sea.
Pierde un poco el glorioso tacto de la madera natural, pero estoy cansado de luchar contra las infecciones en las obras y esto es una manera de dejar el mantenimiento de las obras casi para siempre.
Estoy despejando el rehacer. Necesito hacer.



La puerta que da al pasillo que comunica con el baño, comedor y mi dormitorio.
Aquí es como si estuviéramos mirando para el jardín, la parte interior de la casa.

Al piso viruta, hice un canje aquí con unos jóvenes.
Tuve luego que virutear nuevamente para ponerlo como quería, pero esa primera mano ayudó mucho.
Luego le pasé aceite de lino con Penta (preservador de madera anti hongos, anti insectos), varias manos, el piso esta muy reseco, ahora se comporta diferente, no hay sonidos cuando al caminar las maderas se frotan entre sí por el peso que reciben.
Lo terminé con dos manos de cera en pasta y lustradora.

Esto ya lo vieron en otra.
Es un ropero de los años 50 que era muy triste, pintura blanca brillante al aceite, grafías en negro mate, molduras en plateado al aceite.
Me gusta como quedó.
Me gustan los materiales macizos en los roperos, el espacio que tienen, cajones que no se desarman o traban como los cajones de porquería que se fabrican hoy usualmente.
Aquí hay una nobleza de materiales que resulta en el tiempo, hoy los muebles se han vuelto descartables, cinco, siete años y las placas se hinchan y desmiembran, cartón prensado revestido de un papel plastificado que reproduce una foto de una madera que nos engaña haciéndonos creer que lo es.
Bienvenido a la modernidad!
¿Esclavos?





Terminada. Conservada.



La ventana que da a la calle, un colchón a manera de tiradero, buen lugar de lectura para los que gustan el estire.
Yo soy de silla, educado a la inglesa, ¡lejos de la cama, vago!

Este dormitorio estaba hecho puré, ahora es un lugar saneado.
Cuando siga con otra parte les muestro si es que les interesa.
Yo sé que a algunos sí.

El gato ya no duerme más en ese sillón. Ahora lo hace en mi cama haciéndome compañía. Nos cuidamos el uno al otro. Estamos bien.

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