En esa época
Para que tengamos una idea de qué hablamos, fue tal la ola inmigratoria que según estadísticas poblacionales que leí una vez, los extranjeros superaban a los nacionales en un 10% aproximadamente.
Figúrese usted que en su país hay un 60 % de extranjeros que no se sabe si se quedarán o no, que no saben hablar su idioma, que tienen costumbres totalmente diferentes.
Esta inmigración tan fuerte en tiempo tan concentrado determinó que se hicieran construcciones precarias, en madera y chapa, viviendas agrupadas que ocupaban varias familias en un solo terreno.
Lo ven en las fotos, esas casillas de colores en los interiores a las cuales se accedía por un pasillo que se abría en un patio o en uno delantero y otro trasero al que daban las casillas.
En esas casillas mínimas vivían familias enteras.
Muchas de esas personas, más allá que fuesen europeas, eran analfabetas, lo que no obstó para que se convirtieran en buenos trabajadores, grandes trabajadores, hoy argentinos como cualquiera.
En sus países vivían en general en la pobreza, hablo del grueso pues también vinieron profesionales de todo tipo y posición.
Imagínese la emoción de esta gente tan humilde, de poder comer por primera vez un bife, churrasco o steak de carne, grueso, jugoso, tierno, que en su país de origen era solo para ricos o para compartir entre diez y como lujo.
Este país les dio mucho y ellos le dieron mucho a él, por eso hoy son sus hijos como lo fueron ellos: argentinos.
Quiero repetir algo que siempre digo, de mi orgullo de ser argentino, pues este país maravilloso sigue recibiendo gente de todo el mundo con los brazos abiertos.
Hoy el grueso es de
Lo que pasa actualmente, entonces, es que Argentina se está realimentando de América, de los hijos descendientes de los antiguos, de los que moraron antes de ser descubierta América, por lo que la proporción antes citada, está tornando rápidamente.
A todos se les dice y dirá siempre: Bienvenidos, este es tú hogar, tú refugio.
Ricardo Marcenaro
30.8.09
Que lindas imágenes Ricardo...pero me quedo con la última,porque me hace recordar a la murga de mi rioba.Un beso.
ResponderEliminarNo soy muy murguero que digamos aunque me gusta la urugaya que es otra cosa. Igual me encantó cruzarmelos y tuvimos un par de buenos gestos con los muchachos a los que me encontré ya un par de veces. Estoy haciendo amigos en La Boca, muchos.
ResponderEliminarSi anda por la otra orílla,no se pierda a Falta y Resto.
ResponderEliminarLos super conozco, tenía un discípulo uruguayo, "Pinturetto" Waldemar Maldonado, que ama la música murguera y la rasta. Así que bejé todo lo que hay para cuando viene a Buenos Aires de Brasil, donde vive, pasrsela y que se sienta en casa. Buena gente el Pintu
ResponderEliminarCelebro haber traído ese recuerdo.
ResponderEliminarYo también lo celebro. Gracias
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