Una vez fui un héroe, no lo voy mencionar, me fui silenciosamente y los hechos quedaron en el anonimato,
Ahora se cuenta que hubo una persona que hizo lo que yo, nadie recuerda su nombre, por suerte, ¡salvado!
El agua transparente de los hechos se enturbia en las bocas que pasan sobre el tiempo voseándolo deformadamente los desaforados del silencio.
Muchos años después visité ese lugar que me recuerda con una placa, mi nombre no es ese, mi mármol ¿cuál?, y sin mentir, nada es verdad.
Me reí, a la salida del pueblo un niño saludando me reconoció.
¡Qué suerte! Me dije,
Nadie cree a los niños.
Ricardo Marcenaro
20 de agosto de 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario