domingo, 6 de diciembre de 2009

Ricardo Marcenaro bitácora. Había Otra vez...

Entonces que la cosa era que en el mismo día: Había una vez, como es la segunda…, empecemos bien.


Había otra vez:

Un Ricardito que salió a la puerta a ver qué. Ricardito nada se pregunta.

OH Ricardito! ¿Qué tenemos aquí? Una tapa de cajas de zapatos. Mmmm Clic!

¿Y eso, qué es?, se dijo Ricardito mirando para adelante.


Ychicu chicu chicu, el sombrero de súper Hijitus con un pedazo de cielo de celofán. (Juro que todo lo que ven estaba ahí y como estaba, estoy documentando. Por otro lado: lo que digo y lo que callo)

¡Viva chicos! ¡Qué buenos símbolos!


Háblanos Papá Arrope, jajaja, dinos ya lo que ves, jajaja (me estoy muriendo de risa)


¿Sabes?, la calle está llena de gente mala. Todos piden y el que no : te roba. (Pasaba una oruga por la vereda, y eso le dijo con vos de oruga; finita, finita y larga y chiquita su vocecita de diminutivitos titiriteritos, jajaja)


Miró al cielo Papá Arrope.

Oia!


Me parece que ese lindo gatito está por hacer alguna travesura.


Oia!


(Inspirarse cuesta mucho y con un Oia! A la empanada le vamos poniendo relleno, dijo Papá Arrope rascándose alguna idea de la cabeza, con las uñas entre los pelos, mientras los vecinos lo miraba y le pedían a gritos y en coro: Suéltanos alguna historia, habla ya Papá Arrope, que tus palabras dulces queremos. Cúranos. Jajaja)


Pero Papá Arrope sabe ver.

Oia!

Me se estira el gatito!

Oía!

Una funda de guitarra!

Oia!

- Una funda de guitarra, un paralelo, y una canción! Cantaba una lombriz que pasaba volando sobre un ratón.

Oia!

¡Que gatito más señalón!

Oia!

Oia!

Oia!

Jajaja.

Vamos al siguiente escalón.


Estira sus manitos el gatito Michigú, sus suaves palmas, sus uñas para atrás.

Mi Dios! Seguro que las va a sacar.



- Conmigo no podrás!

- Quiero ver algo más!

- Para atrás, para atrás!

- Que voy para adelante! Cuatro veces pensó el gatito al que escuche claramente. Son las ventajas de ser un demente, gente!


Al acercarme respondió en confianza,

Estirando la panza

De un salto trepó,

¡Qué lo parió!


Otro escalón, el cielo está lindo,

Soy un gato muy atento

Y los ojos no me blindo

Por eso vivo contento.


(Y yo no digo:

Oia!)

Dijo el gato diciendo

Oia!

Con el pensamiento.


Un escalón más y estoy feliz,

Siento la savia correr vibrada por el viento,

El sol, el poder subir, agrandando mi sentimiento,

¡Que bella mi vida por el cariz!


Más arriba y más arriba, Papá Arrope, como Ricardo

Cuando en la montaña en la que escalaba,

La cima no importa nada, el paso a paso sin retardo,

Que las cumbres son un ideal con el que se engañaba.


Yo no cuento hojas, ni miro a los costados,

Soy un gato, busco una pluma para escuchar su canto,

Que los que quedan abajo si quieren queden asustados,

A mi no me tira para atrás el no darte la ofrenda, a otro el llanto.


Papá Arrope incrédulo miraba chicos, todos aquellos sucesos que pasaban, los cielos eran ricos, él también los oteaba.


Entró, la luz sobre las columnas pintadas que lo esperan a ver que más pintaba, la luz colada, brilla brillo, que el dueño de este cuento mira y por mirar no entiende nada. ¿Viste?

¿Qué pasa?


El gato de inmediato entró con él, una voz del plexo los juntaba, su líder entra, su líder manda, su ofrenda de cantos en los ojos los buscaba. Qué bella mirada que tiene su líder. Bella es la gente y más no se preguntaba. Soy un gato fuerte, no me ando con pavadas.


Una tapa para arriba de zapatos. Tus pasos te miran, no vos a tus pasos. Dalos sin preguntas. El orden se invierte.

El sombrero de la fiesta que pasó. Abandono de cotillones. Nada disfrazado, todo transparente. Estaba en el medio del camino que da a la calle.

La funda es un viaje con la música por donde el gato señala, es lo que hacés, lo que vas a hacer. El mundo es melodioso, sensible a las melodías, la tuya también.

No te canses, vas alto, estoy con vos de inmediato.

Una melodía desaparecida encontraremos, cuando la cuerda suene. En ese mismo momento te darás cuenta. Ahí sí. (Fin de apunte incidido para que te conduzcas, Ric)


Los cielos Ricardo…, se dijo, me dije, mientras abandonaba el cuerpo de Papá Arrope y se, me preparaba a sentarme e intentar con tacto, relatar lo que ya no me tiene estupefacto.


¡Un día tan extraño! Cantaba el gato con un eco de baño, guitarreando al aire parado sobre sus patas, yéndose al Jardín Del Té: para acariciarse con las matas.


Oia!


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado,

Di todo lo que quieras pero dilo sin maldad,

Haz lo que puedas pero que sea lo más, agotado,

Que la que se fabrica cada uno: esa es la realidad.


Miau!

Oiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!


2 comentarios:

  1. En serio? Me decía, esto es un mamarracho, no lo podés publicar, epro la verdad que no me importa, dejo que corra lo que siento. Fue un día raro, pero bueno. Ahí te dejé más adelante una receta de guiso y cuando busco a Rachmaninov adiviná de quién me acuerdo.
    Si, claro, de vos amiga (sos un grano en mi cabeza, jajaja, gracias a Dios: Rachmaninoviano)

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